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Sin nombre, sin título

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Sin nombre, sin título

Hace unos meses atrás fui testigo de una escena fuera de todo tiempo y espacio. Cierta familia compuesta de 5 personas entró al restaurant en el cual me encontraba almorzando. Sus formas y gestos eran muy especiales y al escoger una mesa cercana a la mía, no pude dejar de verlos. Los padres y sus hijos: dos varones y una pequeña niña se disponían a almorzar. La especialidad de la casa era la carne. Cuando el mozo trajo los platos a la mesa, la pequeña niña estalló en sollozos. Sin embargo su llanto no era el de un chico con rabieta; era desgarrador, parecido al agobio que se siente al perder a un ser querido muy cercano. Cuando los padres y hermanos, atónitos por la reacción de la pequeña le preguntaron el por qué de su pena, la niña, entre gemidos, suspiros y lágrimas dirige su dedo índice de la mano izquierda a los platos diciendo: ¡Está muerta! ¡Mi perrita está muerta! ¿Cómo encontrar las palabras adecuadas para hablar de la maldad del hombre y a la vez de su necesidad biológica de alimentarse? ¿Es que acaso hay una solución para esto?  Nunca me pregunté el por qué las personas de cualquier parte del mundo deciden no comer carne ni mucho menos me planteé la posibilidad de que yo tuviera algo que ver en todo esto.

Este artículo toca o más bien revive la polémica sobre el consumo de carne. ¿Comerla o no comerla?; ¿convertirse en vegetariano o vegano? El tema es largo y tiene tanto caminos y aristas de estudio que sencillamente sobrepasan el espacio de este blog. Una cosa si es segura. Tanto consumidores como detractores; hombres de ciencia; laicos, religiosos, esotéricos inclusive, con más o menos pruebas científicas y al mismo tiempo con opiniones tan disímiles entre sí, no tienen una respuesta definitiva para solucionar el tema. Hasta el momento existe una especie de guerra underground no declarada entre los carnívoros y vegetarianos. Entonces… ¿Es saludable comer carne? Según la FAO, la OMS y muchos centros de investigación médica privada o estatal dicen que sí. Otro grupo de la población, incluidos varios países y religiones prohíben esta práctica y para ello alegan un sinnúmero de razones. No obstante, Existen planteamientos de importancia que la sociedad debiera al menos cuestionar llegado el momento de consumir o no carne. A saber:

  • El aporte (o no) nutritivo al organismo. Es decir, ¿es bueno consumir carne?
  • La exhortación y/o advertencia de movimientos filosófico-trascendentales, religiosos y ecologístas que llaman a no consumir carne.      
  • Elaboración y ética. Desde el nacimiento del animal hasta el momento de consumirlo en casa.
  • El sufrimiento de los animales sacrificados para el consumo humano.
  • Los intereses monetarios tras la producción de alimento animal.
  • La sobre producción. ¿Es necesaria tanta cantidad de carne?



Sobre los pro y contra de comer carne animal

Las personas en el planeta viven bajo un doble régimen alimentario: el vegetariano y el carnívoro. En términos netamente nutricionales, ambos ayudan al progreso fisiológico del organismo. Sin embargo la ciencia no ha aclarado por completo si una dieta mixta o carente de todo tipo de carne basado solamente en las verduras es saludable para el humano. Estas son algunas de las ventajas que la carne roja posee: Gran cantidad de proteínas junto a la irremplazable y escasa vitamina B12, que ayuda a la regeneración de la médula ósea y los glóbulos rojos, potencia el sistema nervioso, mejora la memoria y mantiene en el individuo un estado de ánimo positivo, además de atenuar los dolores menstruales en la mujer. La falta de esta vitamina por el contrario genera depresión y anomalías mentales como la pérdida de memoria y anemia. Algunos de los beneficios indirectos de la carne de cerdo es la elaboración de al menos 40 tipos de medicamentos tales como la insulina, los estrógenos y la cortisona, además de válvulas cardiacas de éste animal se utilizan en implantes para humanos.

La doctora estadounidense Ann Michael de visita en la Universidad de las Américas en Chile, instó a la población de ese país a comer carne, además de sus productos derivados tales como vísceras y sangre. Entre otras cosas, asegura que el “caldo de huesos” es bueno para la salud, ya que es una importante fuente de calcio. La carne bovina contiene proteínas, vitaminas y minerales esenciales como por ejemplo zinc, yodo, selenio y fósforo. Y ahora sus desventajas.

El consumo exagerado de carne produce muchísimas complicaciones. Entre las enfermedades que padece el ser humano como consecuencia del abuso en el consumo de carne se encuentra el cáncer de hígado y páncreas, la osteoporosis, la artrosis, gota y la obesidad, sin olvidar todo el abanico de complicaciones cardiovasculares. Estas afecciones son debidas lisa y llanamente al crecimiento desmedido de las células enfermas provocadas por el exceso de carne. Por si fuera poco, aumenta la sensibilidad al dolor físico de la persona, cualquiera que este sea. Algunas de las enfermedades propias del animal son la triquinosis en el cerdo; La neumosaculitis en las aves; La Encefalopatía Espongiforme Bobina (EEB) y la plerocercoides en ciertos tipos de peces, en especial del Salmón. Uno de los efectos paralelos no relacionados referente a la producción de carne y que esgrimen los “veganos” para impulsar sus postulados, es la gran cantidad de agua necesaria que la industria cárnica emplea en su producción.

Entrando en un área más volátil aún y que tiene que ver más con lo espiritual propuesto por ciertos grupos religiosos o vegetarianos, todo aquello que ingerimos tiene un nivel de vibración que afecta a nuestro ánimo, a la experiencia de vida y también a nuestras emociones. Por eso que la alimentación vegetariana, aparte de limpiar el organismo, convirtiendo la digestión en un proceso más sencillo y más liviano, permitirá una mejor sintonía espiritual y mayor conciencia hacia el entorno en que se vive, afirman los grupos citados más arriba. También aseguran que las malas vibraciones producidas por la ira, la rabia, la ansiedad y los celos se encuentran en la carne de los animales. Hasta aquí todo iba bien. Lo que parece francamente imposible es que los animales puedan efectivamente evidenciar tal tipo de emociones (atención: no he dicho sentir) ya que son justamente eso: ¡animales!, y sus actos y modos son diametralmente opuestos a los nuestros. Somos nosotros quienes humanizamos a los animales y no al revés. Por el contrario, ellos poseen instinto. Me resisto a creer que ataquen a sus presas por odio, por celos o rabia. Solo basta con ver un documental en el Animal Planet para entender los mecanismos de supervivencia de los animales. Sin embargo, lo único que podría tener algún tipo de efecto, más bien de orden sicológico en el ser humano según la enciclopedia católica, es que la ingesta de carne contendría todo el padecimiento, sufrimiento y miedo a la muerte que el animal experimenta en el matadero. Aunque convengamos que existen muchos casos de animales que han demostrado todo lo contrario; Sí, incluso miedo.

Diversas opiniones, credos y dogmas

El mundo islámico tiene prohibido el consumo de carne de cerdo por considerarlo un animal impuro y de toda carne que no haya sido sacrificada en el nombre de dios. Este rito islámico se llama “Halal”. Esta norma persigue el deseo de conseguir la pureza, puesto que el alimento ingerido no sólo se descompone en los nutrientes que el cuerpo físico necesita desechando el resto, sino que también afecta la naturaleza del hombre. Es importante resaltar que no se refiere en ningún momento al sentido espiritual, simplemente alude a la capacidad moral de elegir lo bueno por sobre lo malo, según ese concepto del bien y mal.

El hinduismo prohíbe comer carne de vaca por considerarlas sagradas. Según esta creencia, el cuerpo del animal contiene unos 330 millones de dioses y diosas. Esta prohibición se encuentra fundamentada en la ley Dharmica y que versa sobre el mandato de la no violencia y por ende, la de no dañar a ningún ser vivo. Sin embargo, no debemos olvidar que los “vedas”, pueblo que habitó la India entre los años 1800 y 800 Ac, era primordialmente un pueblo ganadero. Otro hecho curioso pero al fin y al cabo indesmentible es lo que apunta el antropólogo estadounidense Marvin Harris en su libro “Bueno para comer” publicado en 1985: “En la India viven alrededor de 1500 millones de personas y un 27,5% está por debajo de la línea de pobreza (es decir, más de 316 millones). La India tiene también la mayor población de vacunos del mundo, unos 193 millones de Bos indicus (más unos 78 millones de búfalos). Entre un cuarto y la mitad son animales enfermos, inútiles, desnutridos, que vagan por los campos o que entorpecen el tráfico en las ciudades. ¡A pesar de la necesidad de proteínas, minerales, calorías y vitaminas que padecen, los hindúes se niegan a comer su carne”! Sin duda este tema por sí solo genera todo un nuevo campo de polémica.

Los cristianos católicos evitan comer carne durante la semana santa y en especial el día denominado como “viernes santo”, por respeto y conmemoración de la pasión y muerte de Jesús en la cruz.

Entre otros grupos que promueven el vegetarianismo se encuentran los budistas, los yainitas e incluso los adventistas. Un grupo peculiar dentro de la cultura India es el movimiento Krisna o Krisnaista los que siguen una estricta dieta vegetariana. Incluso van más allá al no consumir ni ajo ni cebolla por considerar que producen en la persona lo que ellos denominan “tamaz”, algo parecido a la estupidez y la pereza. A todos ellos debemos además sumar los millones de hombres y mujeres por todo el mundo pertenecientes a grupos vegetarianos o veganos que por motivos particulares decidieron no consumir tipo de carne alguno, ni leche ni huevos.

Mohandas Karamchand, “Gandhi” (1869-1948) Político y pensador indio opinaba lo siguiente: “Un país, una civilización se puede juzgar por la forma en que trata a sus animales”.   “Siento que el progreso espiritual nos demanda el que dejemos de matar y comer a nuestros hermanos, criaturas de Dios, y sólo para satisfacer nuestros pervertidos y sensuales apetitos. La supremacía del hombre sobre el animal DEBERÍA DE DEMOSTRARSE no sólo avergonzándonos de la bárbara costumbre de matarlos y devorarlos sino cuidándolos, protegiéndolos y amándolos. No comer carne constituye sin la menor duda una gran ayuda para la evolución y paz de nuestro espíritu”.

La realidad de la industria de la carne

He llegado al punto inevitable y que tiene relación con la producción de carne a nivel mundial. ¿Se han preguntado de dónde proviene la carne que comen a diario? ¿De qué manera está procesada? ¿Qué métodos emplean en los mataderos para faenar a los animales? ¿Son las medidas sanitarias suficientes y respetadas por los empresarios? ¿Tienen en consideración la ética o un mínimo de respeto por las animales que serán sacrificados? Son preguntas que estoy seguro muchos, quizá todos se han formulado alguna vez en sus vidas. Somos consientes de que la carne proviene de sacrificios de animales, pero las respuestas a las preguntas de más arriba hablan por sí solas, o ¿piensan que es mejor no saber de dónde proviene? Pues lamento aguarles la fiesta a todos con la verdad oculta de la industria cárnica. Normalmente la verdad la ocultamos y seamos francos, a la mayoría de las personas le va y le viene. Pues bien. He aquí que muchas entidades ecologistas, pro ayuda de los derechos animales, simples cruzados o amantes de nuestros “hermanos menores”, tratan una y otra vez de llevar a la luz pública la realidad oculta en el gran negocio mundial de la carne, pero no con demasiado éxito. El grupo “Igualdad Animal” realizó una investigación que duró dos años, y dejó en evidencia la escasa ética profesional, la frialdad inhumana, las nulas medidas de higiene y el insaciable afán de lucro de ciertos empresarios dueños de mataderos de cerdos en la provincia de Aragón en España en el año 2009, así como de tantos otras granjas y mataderos a lo largo y ancho del planeta. Los siguientes videos contienen imágenes que son sencillamente fuertes. Estoy seguro que nadie quedará impávido ante ellas. Los videos que se encuentran disponibles en Youtube solo pueden ser visualizados entrando al sitio web con un nombre de usuario y clave de acceso. Las imágenes en realidad no son aptas para ninguna persona de este mundo pero tal vez, solo tal vez, todos deberíamos al menos ver una vez en la vida estas aberraciones para tomar conciencia y sobre todo, acción… lo siento. No es mi misión calificar sino informar. Es por eso que cada cual debe juzgar los videos como le dicte su conciencia, entendimiento y fuero interno.

                                         

 Investigación sobre la explotación del cerdo
                                            

                                          

Lágrimas ocultas tras el muro de hierro  

                                          

Crianza de pollos de granja
 

Así que, ¿aún deberíamos comer carne? Alguien me decía: “yo no dejaré de comer carnes rojas. ¿No podemos entonces simplemente tratar mejor a estos animales que nos servirán de alimento?” Bueno, dado todo lo anterior, creo que como mínimo se merecen eso, ¿no es así? Aunque si sondeamos en el sentido común, la astronómica cantidad de animales que son faenados y procesados diariamente hacen que los procedimientos industriales fallen con frecuencia y en la mayoría de los casos simplemente no se apliquen, por lo que el maltrato está casi asegurado. Busqué y entrevisté a personas que se autodenominan vegetarianas y le consulté por sus impresiones, experiencias e inicios, y por supuesto respondieron de manera categórica. Algunas de sus respuestas fueron: “me dio asco saber cómo procesaban a los pobres animales”; “necesito elevar mis vibraciones espirituales”; “me lo prohíbe mi secta o religión”; “comer carne hace del ser humano un animal de bajos instintos”; “Por moda. Mis amigos (as) me lo recomendaron”; “Por razones éticas y de respecto a los animales”; “la carne te da energía gruesa negativa, del sufrimiento del animal”; “algunas culturas consumían carne para tener fuerza para la batalla y la lucha. Yo no quiero ser así”; “la carne causa muchas enfermedades en el cuerpo humano”; “procesar la carne hace que se malgasten muchos recursos vitales, como por el ejemplo el agua”, y tal vez la más extraña y enigmática de todas las respuestas: “no hace falta”. Pero, ¿De verdad es así?

Mi colega y amiga Guzel Khafizova responde de ésta manera a la pregunta de por qué tomó la decisión de no comer más carne: “Provengo de una familia tártara y la carne es parte fundamental en la dieta de mi pueblo. Me enamoré de un vegetariano, quien fue el gestor de mi decisión de no comer más carne y desde entonces llevo 4 años sin probarla, asegura. Nunca olvidaré las palabras que me dijo: “Solo nos parece que nos gusta tal o cual comida. En realidad solo nos acostumbramos a pensar que una comida es sabrosa y otra no. Entonces, si simplemente cambias los hábitos, cambias las preferencias", finaliza. Extraña respuesta, ¿no es así? Entonces, ¿para qué sirve nuestro sentido del gusto? Sin embargo, si hay una constante que la historia nos enseña una y otra vez, es que el ser humano obtiene su experiencia de vida, en la mayoría de los casos de forma negativa y solo allí, en ese momento, reflexiona y cambia sus modos, costumbres y hábitos. Sin embargo me pregunto, ¿de quién es la carencia de humanidad o elevación espiritual?; ¿de los empresarios? ¿De los operarios que matan al animal? ¿De todos ellos? ¿De todos nosotros…?

Sin duda interesantes respuestas y puntos de vista. No obstante en el pasado, la gran mayoría de los vegetarianos de hoy comían carne, pero muy pocas personas nacieron en el seno de una familia vegetariana. Sus historias son simples pero puede que resulten incomprensibles para el resto de nosotros, puesto que cuando tratas de explicar a alguien por qué crees en Dios, o en tal fe, o tan simple del por qué amas a tal o cual personal, o por qué fumas sabiendo que es algo perjudicial, al final es nada más que una opinión subjetiva y única que el sujeto debe experimentar por si mismo tarde o temprano. Por el mismo motivo, el presente artículo busca la imparcial y no persigue adherir a uno u otro bando y al mismo tiempo, no lleva un título en particular. Es mi deseo que tú como lector, des un título a este artículo junto con tu comentario. Las cartas están jugadas y lo que se sabe y trata de ocultarse ahora está frente a tus ojos. Como siempre: sean ustedes los jueces.

Pero si aún deseas comer carne sin sentirse culpable por la muerte de animales o por cualquier otra razón, entonces esta información es para ti. La última novedad nos viene de Japón. Los científicos nipones simplemente no dejan de sorprendernos al proponer una insólita solución, que más allá de ser o no aceptada y/o implementada, es una solución. Estos hombres de ciencia afirman que pueden sintetizar las proteínas de la carne que se encuentran en las heces fecales humanas, separándolas de otros elementos que componen estos desechos lo que permitiría fabricar filetes de carne. Esta brillante idea nace de la necesidad de reducir las toneladas y toneladas de excremento humano que se acumulan a diario en ese país y al mismo tiempo, como solución para mitigar el hambre mundial. Si se aprueba esta iniciativa, los habitantes de Japón y con el tiempo, quién sabe, del mundo estaremos comiendo carne reciclada de excremento humano una y otra vez. Esto me preocupa ya que la carencia de diversidad proteica y nutritiva de esa “carne” se podría convertir en un Serio problema. Me explico. Sería como hacer una copia de una copia de una copia. Con el tiempo ésta se deterioraría. Llegado ese momento, los esforzados científicos japoneses tendrían que crear un proceso para evitar el colapso genético de las proteínas de la carne para conseguir, aunque dudo que lo logren, que al final éste nuevo alimento haga honor real a su nombre. Gracias a Dios, aún no hemos llegado a eso… ¿verdad?




La última propuesta para mitigar llega desde Japón. [Clic en la imagen para leer artículo]

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Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de RT.

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