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Somalilandia: el plan de Israel que podría incendiar África

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Somalilandia: el plan de Israel que podría incendiar África

"Somalilandia". Suena a país inventado, ¿verdad? Bueno, igual que "Israel". Por lo que no es de extrañar que ambos hayan decidido reconocerse mutuamente. O, como dice el refrán, "los mochos se juntan para rascarse".

Tel Aviv anunció que reconoce al segmento norteño de Somalia como "Estado independiente". Es el primer miembro de la ONU en dar ese paso. Y, como todo lo que hace la entidad sionista, no es ni casual, ni legal ni contribuirá a la paz de la región. 

Benjamín Netanyahu anunció que, a partir de ahora, los israelíes reconocen a Somalilandia como Estado independiente y soberano, convirtiéndose en los primeros en el mundo en hacerlo. En su anuncio en redes sociales se mencionó la próxima apertura mutua de embajadas y "una amplia cooperación en los campos de la agricultura, la salud, la tecnología y la economía". Poco le faltó para subrayar los presuntos lazos históricos de profunda amistad entre los israelíes, perdón, los europeos inmigrados a Palestina y los somalilandios, somalilandeses o somalileños, que ese gentilicio no lo debe de tener claro ni el futuro embajador israelí.

Pero, entonces, ¿qué cosa es exactamente eso de "Somalilandia"? Para saberlo, debemos remontarnos a la época colonial europea en África, cuando la actual Somalia estaba controlada y dividida por dos potencias imperiales o con pretensiones de serlo: Reino Unido e Italia. 

En 1884, en Berlín (ese territorio tan africano) las potencias europeas decidieron repartirse África como si fuera una torta, y a raíz de esos acuerdos firmados por un total de cero africanos, los británicos pasaron a controlar 'oficialmente' el norte de la actual Somalia, mientras que al resto no le pudieron echar el  diente, por la resistencia local. Cosa que sí lograron los italianos pocos años después, tras alcanzar con diversos sultanatos locales unos tímidos tratados primero e imponerlos por la fuerza a continuación (y en su versión nada tímida).

Tras la Segunda Guerra Mundial y el posterior resquebrajamiento del orden colonial europeo en África, ambos territorios la Somalia ‘italiana’ y la ‘británica’, se independizaron y, casi sin respiro, decidieron unirse en un mismo Estado, tanto por sus afinidades históricas, culturales y religiosas como para constituir un país más grande y fuerte al que sus viejos ‘patronos’ no pudieran oprimir nuevamente con facilidad. 

Esto fue algo relativamente habitual en el continente africano. Por ejemplo, la actual Tanzania es el resultado de la unión del archipiélago de Zanzíbar y la continental Tanganica, producida en 1964, pocos años después de sacudirse ambas el dominio británico.

Pero, en el aspecto histórico, lo que más nos acerca al tema central de este video tuvo lugar en 1991, tras una violenta guerra civil y el colapso gubernamental somalí lo que provocó una declaración de independencia de la parte exbritánica de Somalia, llamada Somalilandia. 

En una época en las que las declaraciones de independencia exitosas estaban de moda (por ejemplo, en ese mismo año se independizaron y fueron mayoritaria y rápidamente reconocidas 14 repúblicas de la Unión Soviética y tres de Yugoslavia), la intentona al norte de Somalia tuvo menos éxito que Benjamín Netanyahu como orador en un foro de derechos humanos. 

Durante casi 35 años, ningún gobierno en todo el mundo reconoció al territorio secesionista ni se abordó el tema a nivel global, lo que motivó que el 99,9 % de quienes escuchamos las noticias en estos días exclamáramos algo así como "¿Somalilanqué?".

El reconocimiento de Tel Aviv levantó una ola de rechazo no solo dentro, lógicamente, de la propia Somalia, sino en una larga serie de jefaturas de Estado y de Gobierno, así como de otras instancias regionales e internacionales. 

Al menos 50 países y contando, la Unión Africana, la Liga Árabe, la Organización para la Cooperación Islámica (que agrupa a naciones de mayoría musulmana y en el que Rusia participa como miembro observador) y hasta la Unión Europea rechazaron la medida de forma explícita.

A la hora de grabar este video, Donald Trump mantenía aún que EE.UU. no reconocería a Somalilandia, aunque ya saben que son bien escasas las ocasiones en las que Washington y Tel Aviv difieren en algo y sería bastante extraño que estemos ante una de ellas.

Ahora, lo más interesante (e inquietante) tras todo este asunto es ese sospechosamente repentino interés de Tel Aviv por establecer plenas relaciones diplomáticas con un territorio sumamente pobre y reconocido por cero países en todo el mundo, a pesar de haberse autoproclamado independiente hace más de tres décadas.

Las interpretaciones más ingenuas, perdón, sosegadas sobre el sorpresivo anuncio sostienen que apenas se trata de la perpetua e imperiosa necesidad israelí por encontrar alianzas en una región en la que se encuentran mayormente aislados. Solo un puñado de países de Asia Occidental y noreste africano reconocen al proyecto sionista como legítimo: Egipto, Jordania, Emiratos Árabes Unidos, Bahréin y Turquía. 

En ese sentido, Tel Aviv estaría buscando otro reconocimiento regional, aunque en este caso fuera el reconocimiento por parte de una pseudonación.  Bueno, una pseudonación reconociéndose mutuamente con otra pseudonación; desde ese punto de vista, todo encaja.

Pero, como dice el saber popular, piensa mal y acertarás. Algo que es cierto en el 80 % de las ocasiones y, cuando los israelíes están entrometidos de alguna manera, se cumple entre el 100 y el 120 % de los casos. 

Y es que, si nos fijamos en el emplazamiento de la región 'somalilandesa', veremos que no solo se encuentra en pleno corredor marítimo del mar Rojo, clave en el comercio mundial, sino, además, frente a la costa suroccidental de Yemen. Justamente la parte de Yemen donde opera el grupo armado Ansarolá, generalmente conocidos como los hutíes. 

Así, teniendo en cuenta todos los dolores de cabeza que los insurgente yemeníes causaron a los intereses del sionismo en los tres años pasados, desde la prohibición y bloqueo del tránsito de buques que tuvieran por destino puertos israelíes hasta el lanzamiento de misiles balísticos, la ambición de Tel Aviv por reconocer a Somalilandia, 'Cualquiervainalandia' o 'Loquehagafaltalandia' se comprende mucho mejor.

Claro, esto no van a admitirlo públicamente y, en lugar de hablar de instalaciones militares temporales o permanentes, mencionan acuerdos futuros en agricultura, salud y tecnología, que suena mucho mejor. Respecto a esa terminología, por si acaso, no está de más recordar que se trata de la misma gente que considera que matar 20.000 niños es "defensa propia".

Sin embargo, dado que los intereses israelíes son tan tenebrosos que siempre pueden esconder algo aún peor de lo que pueda concebir la imaginación más suspicaz, tampoco faltan lecturas todavía más malpensadas y el tiempo dirá si acertadas. Entre ellas, que, ante el rechazo de otros posibles 'receptores', Netanyahu está buscando desesperadamente un lugar hacia el cual expulsar a los palestinos de Gaza  y está dispuesto a lo que haga falta para encontrarlo, excepto vender su alma al Diablo (porque sería como vendérsela a uno mismo).

Sea como sea, no es la primera vez que la ambición israelí se hace presente en África y no está de más recordar que el primer paso de Tel Aviv en el continente fue para aliarse al infame régimen del 'apartheid' sudafricano. Lo cierto es que pareciera que, no conformes con llevar 80 años incendiando Asia Occidental, ahora los israelíes quisieran prender la mecha en África Oriental. Y en un territorio ya de por sí volátil como Somalia.

Sin embargo, logren o no sus objetivos y conviertan al 'cuerno' africano en otro foco de conflicto regional con implicaciones globales (algo que dependerá, en buena medida, de la postura de Washington al respecto), lo que refleja este reconocimiento en el fondo es una acción desesperada por parte de Tel Aviv de cara a proseguir su dinámica de violencia expansiva allá por donde pasan. 

Una fórmula de guerra perpetua para justificarse que no les resulta nada extraña, puesto que es la que aplican desde que llegaron a Palestina como colonos europeos y se creyeron sus dueños. Pero con el asterisco de que, el hecho de que recurran a esa estrategia con cada vez más frecuencia no es señal de avance, sino de que están cada vez más cerca de terminar devorados por ella.

El presente texto es una adaptación de un video realizado por el equipo de '¡Ahí les va!', escrito y dirigido por Mirko Casale.

Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de RT.

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