'El precio humano' en la ecuación capitalista

Adrian Salbuchi

El 24 de noviembre pasado se produjo un horrible incendio en un taller de trabajo esclavo de 9 pisos en Daca, en Bangladesh, perteneciente a Tazreen Fashions Ltd., que mató a 117 e hirió a 200 de sus 1.600 trabajadores que fabricaban indumentaria para marcas globales de gran prestigio como Wal-Mart, C&A, Disney, Sears y otras. Esta tragedia mostró una vez más cómo las empresas multinacionales se benefician del sistema de explotación y expoliación laboral cuasi-esclavista que impera en parte del Tercer Mundo, motivadas por un total desprecio por la vida, dignidad y justicia humanas. 

Pero Tazreen es apenas el primer eslabón en la cadena global proveedora de indumentaria 'hecha en Bangladesh' para negocios en Europa y Estados Unidos. Claramente, esta fábrica no era un lugar de trabajo seguro y su preparación para emergencias debido a incendios era lamentable. Este incendio se inició en una pila de géneros y elementos altamente inflamables almacenados ilegalmente en la planta baja al lado de unos generadores eléctricos. 

Extinguido el incendio, la avaricia capitalista siguió su marcha como si nada. Lo que ocurre es que Bangladesh ha crecido hasta transformarse en el segundo mayor exportador de indumentaria del mundo, detrás de China que ha dejado de ser el lugar más barato para fabricar. Muchas de las víctimas del incendio de la fábrica de Tazreen eran jóvenes mujeres de zonas rurales, algunas de las cuales ganaban apenas 45 dólares estadounidenses mensuales en lo que se ha transformado en un negocio de exportación de 19.000 millones de dólares para ese empobrecido país. Efectivamente, hoy Bangladesh tiene el dudoso mérito de encabezar el 'ranking' de países con los peores sueldos para obreros de la industria de la indumentaria mundial.

Un artículo publicado el 7 de diciembre pasado en el diario neoyorquino 'The New York Times' comenta que los trabajadores muertos en este evento reflejan “la brutal desconexión que existe entre las marcas globales de indumentaria, el sistema de monitoreo utilizado para proteger a los obreros y las fábricas que concretamente satisfacen los pedidos de ropa. Tras este incendio, multinacionales como Wal-Mart, Sears y otros minoristas hicieron la misma sorprendente confesión: dijeron que desconocían que Tazreen Fashions era el fabricante de sus prendas de vestir”.   

“¡No sabíamos!”, dijeron…  Magro consuelo para los centenares de muertos y heridos…

La verdad es que la larga cadena que va desde los talleres de trabajo esclavo en Daca hasta los elegantes negocios de ventas de C&A, Sears y otros en ciudades de EE.UU. y Europa, tiene muchos, muchos eslabones; a veces, más que una cadena de proveedores se parece a un nudo gordiano imposible de desentrañar. 

Los muchos intermediarios, contratistas, subcontratistas, tercerizados y subtercerizados sirven una amplia gama de funciones. Algunas son financieras, por ejemplo, utilizar a países con esquemas de trabajo esclavista a precios infrahumanos para maximizar sus ganancias; otras son de índole legal: sirven para asegurar que existan muros de contención y aisladores de seguridad entre los altos funcionarios y la responsabilidad civil corporativa de C&A, Wal-Mart, Sears y otros en un extremo de esa cadena y alguna joven mujer de 19 años cuya vida acaba de apagarse en un voraz incendio en Bangladesh, en el otro extremo. 

Y si finalmente a alguien hay que hacer “responsable” por alguna tragedia de este tipo, más que seguro que será a algún intermediario menor, a cinco o diez eslabones de distancia de las sensibilidades de C&A o Wal-Mar o Sears.

En su artículo, el 'New York Times' también nos recuerda que “las grandes marcas exigen que las fábricas sean inspeccionadas por auditores acreditados para que esas marcas puedan controlar el nivel de calidad del producto. Tazreen Fashions era una de las muchas fábricas de indumentaria que existen en las zonas marginales de este sistema. A los jefes de las fábricas se los ha culpado por incurrir en diversas violaciones durante las inspecciones realizadas en nombre de Wal-Mart. Sin embargo Tazreen Fashions siguió recibiendo órdenes de producción que se filtraban a través de los recovecos de este sistema, entregando productos a bajísimos costos y con la gran rapidez que los compradores y consumidores occidentales exigen. El minorista europeo C&A confirmó haber hecho un pedido de 220.000 suéteres de esta misma fábrica. Sin embargo, gran parte de las órdenes de esta fábrica provenían de redes opacas de subcontratos con proveedores o casas adquirentes locales”.

El mismo diario lo cita a Richard M. Locke, sub-rector de la Facultad Sloan de Administración en M.I.T., quien observó: “Como consumidores, nos gusta poder comprar año tras año crecientes cantidades de bienes, a un precio cada vez más barato. Alguien debe soportar el costo de ello y nosotros simplemente no queremos enterarnos de quiénes son. Quienes pagan ese costo estaban en ese incendio”.   No son palabras exactamente reconfortantes para las familias de las trabajadoras muertas. Sin embargo, las mismas revelan de manera muy cándida el hecho de que cuando se habla de la consabida “democracia de mercado libre” occidental, en realidad se trata de explotación y no de democracia y de avaricia y no de derechos humanos.

 

El Precio Humano

Precisamente, cuando se producen catástrofes como esta, las máscaras del Capitalismo Avaro se caen, y entonces vemos asomarse sus espantosas cabezas de Medusa que, amenazantes, miran gélidas y sin pestañear al mundo entero, como ya ocurrió en 1984 cuando la planta química de Union Carbide envenenó a miles de personas en Bhopal, en la India.

Naturalmente, los multimedios occidentales ayudan a las superestructuras corporativas con sus hipócritas rasgadas de vestiduras, “¡Qué tragedia…!”; “¡Qué inhumano lo ocurrido…!”; “¿Por qué nadie hizo nada para evitarlo?”.  Durante un par de días, al menos, derramando un par de lágrimas de cocodrilo.  Pero ellos bien saben –y nosotros bien sabemos– que la verdad pasa por otros carriles.

Pues dado que eventos espantosos como estos siempre ocurren en lugares lejanos como Bangladesh y la India, y como estas condiciones de trabajo esclavo son normales en “mercados subdesarrollados” en México, África, India y el Sudeste Asiático, a Occidente en realidad le importa un bledo. 

Por supuesto que esos trabajadores-víctimas tienen poca o ninguna protección legal y de seguridad social; tampoco tienen fondos de pensiones, ni seguro de accidentes del trabajo, ni beneficios de salud, ni hay seguros de responsabilidad civil patronal que los protejan, pero como se trata de oscuras multitudes con nombres imposibles de pronunciar que viven en esos espantosos y lejanos países, es muy fácil ignorarlas.

Están totalmente solos.  En términos prácticos, son propiedad de un monstruo grande que pisa fuerte llamado 'Mercado Laboral' que es el que manda; todo en nombre de la 'oferta y la demanda'. 

Ese mismo Mercado premia a la alta gerencia de C&A y a los 'traders' de Goldman Sachs y a los accionistas de Wal-Mart con decenas y cientos de millones de dólares en dividendos, bonos y salarios en la parte más alta de esa cadena, al tiempo que se sale con las suyas tirándole a cientos de millones de trabajadores superpobres 45 -quizás 50- dólares mensuales como 'salario'.

Elocuentemente, el artículo del 'Times' lleva como subtítulo '“El Precio Humano' que, más de lo que sus redactores imaginan, puede ayudarnos a poner esta tragedia humana en su correcta perspectiva.

Efectivamente: los medios occidentales debieran empezar a informar del 'Precio Humano' en números concretos; igual que hacen con las bolsas de Nueva York, Londres y Frankfurt o con el precio del barril de petróleo o con el valor del oro y la plata.  Conceptualmente el guarismo que más se acercaría para medir 'el Precio Humano' es el del Mercado de Cambios que cotiza las monedas nacionales de todos los países.

De manera que aquí va una idea: de la misma forma como, día a día, CNN, Bloomberg, Fox, BBC y todos los multimedios occidentales nos taladran el cerebro informándonos cuántos euros, yenes, pesos mexicanos o rupias se necesitan para comprar un dólar estadounidense y viceversa, ¿no ayudarían a promover una visión más honesta de la 'democracia capitalista' si empezaran a cotizar las 'tasas de cambio' del 'Mercado Humano'?

O sea, ¿cuánto valen realmente los ciudadanos de los diferentes países y regiones del mundo desde el punto de vista del Capitalismo Avaro; desde la óptica de su 'Weltanschauung', su cosmovisión, por así decirlo?

A modo de ejemplo, todos sabemos muy bien que 'un Ciudadano Estadounidense' tiene uno de los valores más altos entre los ciudadanos del mundo; que Estados Unidos está siempre presto a invadir a países enteros para “proteger a sus ciudadanos estadounidenses”. 

Los ciudadanos británicos, europeos e israelíes también son 'HAV' (o sea, 'Humanos de Alto Valor').

Seamos honestos. Las constituciones nacionales de la mayoría de los países occidentales contienen declaraciones poéticas acerca de que “todos los hombres son libres, iguales y fraternales” y que tienen “determinados derechos humanos inalienables”, etc. etc., todo lo cual suena muy lindo, pero cuando la realidad golpea, las cosas se ven muy, muy diferentes.

Así que, hagamos un rápido ejercicio, comenzando por la 'tasa de cambio' de un 'Ciudadano Estadounidense', para luego proyectar el valor de los ciudadanos de cada uno de los ciento noventa y tantos países del mundo.  Por ejemplo:

·        1 Ciudadano Estadounidense = 2 Británicos o 4 Canadienses (suena más o menos correcto...); 

·        1 Ciudadano Estadounidense = 10 Alemanes (y bueno… ¡perdieron la Guerra!); 

·        1 Ciudadano Estadounidense = 100 Egipcios; o 1.000 Mexicanos; o 10.000 Iraquíes, o ¡¡Dios sabe cuántos libios, sirios o iraníes (cientos de miles, seguramente...)!! 

Semejante tabla de “tasas de cambio” subiría y bajaría a diario, según el buen o mal humor imperante en la Casa Blanca, el Congreso y AIPAC en ese día en particular. 

También tendríamos: un Ciudadano Israelí o, mejor aún, “un Bi-Ciudadano con Doble-Nacionalidad Estadounidense-Israelí”, ¡seguramente valdría 10 ciudadanos estadounidenses o más! 

En la escala del 'Precio Humano' los israelíes son el número uno. Ellos son, por así decirlo, el oro y el platino del mundo.  

Pues los israelíes tienen, de lejos, el valor más alto de todos los ciudadanos del planeta. Esto quizás se deba al imperio de la “ley de la oferta y la demanda”, ya que hay apenas 7.000.000 de israelíes en un mundo con 7.000.000.000 de seres humanos; ¡apenas el 0,01% de la población mundial!

En realidad, en términos numéricos los israelíes son tan pero tan escasos que uno esperaría muy, muy rara vez siquiera oír hablar de Israel o de los israelíes, y sin embargo…

Disculpen, mis Homeros Norteamericanos: ustedes decididamente NO son número uno.  1 Israelí = 10 Estadounidenses, como mínimo... 

La verdad es que bajo la 'democracia de las corporaciones' impuesta por Estados Unidos, el Reino Unido e Israel, “todos los hombres son iguales” mas –como nos recuerda George Orwell en su libro 'Rebelión en la Granja'– “algunos hombres son mucho más iguales que otros”.

Así que prueben a preguntarles a C&A, Wal-Mart, Sears o Disney: "¿Cuánto vale una joven mujer rural de Bangladesh que trabaja 12 horas por día, 7 días a la semana para cumplir con las cuotas de entrega de sus pedidos de indumentaria?".  La respuesta obvia será: "45 dólares por mes, tómelo o déjelo". "¡Pero, si eso es apenas el 1% de lo que ella 'valdría' si trabajara en Nueva York, Chicago o Londres!".

Se me acaba de ocurrir un último pensamiento.  ¿Podrá alguno de nuestros lectores de RT decirnos cuál sería la 'tasa de cambio' entre un 'Ciudadano Israelí' y un 'Ente Humano del No-Estado-Observador-No-Miembro Palestino'? Hmm… mi calculadora acaba de quedarse muerta…

 

Adrian Salbuchi para RT

­Adrian Salbuchi es analista político, autor, conferencista y comentador de radio y televisión en Argentina. www.proyectosegundarepublica.com. 


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