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¿Es posible ser estadounidense soñando en español? (Primera parte)

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¿Es posible ser estadounidense soñando en español? (Primera parte)

Unas 50 millones de personas viven, trabajan, sufren, gozan, cantan y rezan en español en los Estados Unidos de América. En contra de lo que proclama Samuel Huntington, de que el "American Dream" solo es posible soñarlo en inglés, los hispanos demostrarán que el sueño americano es posible también soñarlo en lengua española y en la cultura hispanoamericana. Un 66% de los hispanos votó en noviembre de 2008 por Obama, como si fuera un “Mesías esperado”. Pero, ¿cuál es la realidad ahora? ¿se han roto esas espe­ranzas? Todos estos interrogantes los trata de aclarar el Sr. Tomás Calvo Buezas, Catedrático Emérito de la Universidad Complutense, Madrid, (tcalvobuezas@cps.ucm.es) en su artículo “Hispanos en Estados Unidos y reforma migratoria”, que publica la revista moscovita Iberoamérica (N° 3/2010).

El fenómeno actual de las migraciones internacionales, en un mundo globalizado, únicamente puede explicarse con el análisis de las causas estructurales a nivel mundial, como son la desigualdad injusta Norte-Sur de la riqueza, el desequilibrio demográfico y la situación de los países empobrecidos y corruptos, emisores de emigrantes. Aunque siempre han existido migraciones, las causas estructurales de hoy, dado el nivel de globalización tecnológica, en un solo mercado de “aldea global”, son novedosas: "Un mundo en movimiento".

Por su escala y consecuencias los movimientos migratorios actuales no tienen precedentes. Según cálculos de la ONU, serían hoy unos 214 millones de emigrantes, más 50 millones de refugiados y desplazados, un aumento del 37% en dos décadas.

El factor demográfico y cultural creciente

En los Estados Unidos de América los hispanos están y pertenecen también a la sociedad norteamericana por su nacionalidad, por su trabajo, por su participación en la vida social y política, por muchas costumbres y modo de vida, incluido el uso de la lengua inglesa; éste es un signo de identidad que los diferencia de su cultura nacional de origen, y de todo el resto de los pue­blos iberoamericanos. Pero su alma cultural, su visión del mundo, radicalmente opuesta a la angloamericana, su palpitar sentimental y raíces de pertenencia, las claves de su cosmovisión y axiología se mueve en torno a la órbita cultural his­panoamericana; ellos son culturalmente Iberoamérica, aunque tam­bién sean norteamericanos y ciudadanos de pleno derecho de ese país. Son comunidades étnicas transnacionales en un mundo globalizado; ésa es la nueva dimensión que los diferencia de los antiguos grupos de emigrantes europeos, como irlandeses, italianos, rusos, polacos, en un corsé mundial de siglos XIX y XX, más incomunicado, aldeano y menos globalizado.

He aquí unos datos que nos muestran ese poderoso ascenso de la comuni­dad hispana en todos los aspectos, demográfico, económico, edu­cativo, cultural y en lo político. Comenzamos con el creciente poder demográfico de los hispanos en EE.UU.: en 1982 eran 15 millones (7% de la población del total de los Estados Uni­dos). Actualmente se estiman en más de 50 mi­llones, si se suman los indocumentados, representando en torno al 16,5% del total de la población.

Losprincipales sectores de trabajo de los hispanos en los EE.UU. son servicios (24%), ventas y trabajos en oficinas (21%), gerentes y profesionales de carrera (18%), producción y transportes (18%), construcción y mantenimiento (16%), granjas y bosques (2%), otras ocupaciones (1%). Se estiman en más de 1,7 millones el número de negocios de propiedad hispana, de ellos el 43% están en la industria de la construcción y el 36% en el comercio, estimándose en más una de 250.000 millones los ingresos generados por negocios hispanos.

El ingreso promedio anual de una familia hispana en 2007 era de 38.679 dólares, teniendo una tasa de pobreza del 21,5%, según los niveles norteamericanos. La mitad de los adultos hispanos son propietarios de sus casas. El 62% de la población hispana mayor de 25 años, cuenta al menos con estudios a nivel de secundaria (datos de 2008); 3,6 millones poseen licenciatura y 1 millón (un 2,13%) tienen estudios de maestrías y doctorados. El 48,3% de los hispanos son mujeres y el 51,7% hombres. La edad media de los hispanos es de 27 años. El grupo “White” es del 65,8%, “Hispano” es el 15% y el “Black” 12,1%. Y la autoclasificación de los hispanos es: el 54% se identifica como “White” y el 40% no se identifica con ninguna raza (Pew Survey of Hispanic Adults). El 36% prefiere el término “Hispanos”, el 21% Latino y el 43% no tiene preferencia al respecto. El 48% se clasifica a sí mismo por el país de origen (mexi­canos, cubanos, puertorriqueños, etc.); el 26% inicialmente utiliza el término “latino” o “hispano”; y el 24% se describe a sí mismo por el término “americanos".

Para el año 2025 se calculan en 62 millones el número de hispanos, un 18,2% de la población de Estados Unidos; y en 2050 se estiman en 98 millones, el 24,3%, con mayor población que el grupo originario de anglosajones. Un aglutinante crucial de esa potencia cultural hispana de los Estados Unidos es la lengua. Por eso el “english only” (Proposición R. Unz 227, California) fue muchísimo más que una batalla sólo por la “comunicación-información”, fue una lucha por el derecho a la diferencia cultural, por la autonomía como grupo étnico, por la reivindicación del sustrato más poderoso para la creación —etnogenésis— de una nacionalidad propia en un Estado-Sociedad Pluriétnico y Pluricultural.

Independientemente de las leyes, aunque éstas tengan notables consecuencias educativas y sociales, la exclusión del “Español” (Castellano) en la vida pública norteamericana es una batalla, que tiene “de facto” pérdida los “anglos” monolin­gües. Los medios de comunicación social, como la televisión, la radio y en menor medida la prensa, empiezan cada vez más a emitir en Español. Y a ello contribuye también la música y la danza, los mariachis y ritmos caribeños, la salsa y el merengue; y todo ello con la sal y con la pimienta de marca identificadora, como es el Español.

El creciente poder demográfico y cultural de los hispanos ha provocado una preocupación de parte de las autoridades y las más diversas capas sociales anglosajonas, lo que se expresa tanto en distintos medios de comunicación como en los estudios académicos. Entre los mismos se ha resaltado el libro de Samuel Huntington “¿Quiénes somos? Los desafíos de la identidad estadounidense”, cuyo autor visualiza a la inmigración hispana, y en particular la mexicana, como una amenaza a Estados Unidos “blanco y protestante”, valorizando, como única cultura allí, la cultura de los WASP (White, Anglo-Saxon, Protestant).

Sobre la polémica que se desarrolla alrededor de este libro hablaremos la semana que viene en la segunda parte de nuestro post. (Continuará)

Vladímir Travrkin, e-mail: revistala@mtu-net.ru

Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de RT.

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