¿Quién manipula a quién cuando los Gobiernos tratan con terroristas?

Yizbeleni Gallardo

Desde Seúl a Moscú, desde México a Tierra del Fuego, los habitantes de este mundo globalizado y sobreinformado (y que en muchos asuntos se esconde en una frívola indiferencia) hoy sienten una profunda repulsión por los terribles sucesos de la sangrienta noche parisina del pasado viernes 13, que trae los peores presagios a los que deseamos la paz y la justicia.                                                                          

De nuevo como en el ataque a 'Charlie Hedbo', la mal llamada "crisis migratoria" y ahora en los lamentables atentados del pasado viernes, la opinión pública reacciona en función de lo que la mayoría de los medios de comunicación (los mismos de siempre) pretenden provocar en ellos; una vez más la manipulación se convierte en el motor.

Es evidente que para muchos de los que enarbolan la libertad y la democracia aún existen ciudadanos de 1ª, 2ª y 3ª categoría, en los que la indignación se desborda en función de los intereses de unos cuantos. Parece que la vida de unos es más valiosa que la de otros y que el asesinato de un ser humano es indignante sólo si ocurre en una ciudad de renombre cultural y cosmopolita.

De nuevo en la gran cobertura mediática se pondera la importancia de unas víctimas sobre las de otras, no he visto muestras de repudio, duelo o indignación por las más de 40 víctimas mortales en el atentado ocurrido en el Líbano perpetrado por el mismo grupo terrorista que cometió los atentados en París, ni por las más de 40.000 víctimas que tan solo este año han perecido en Nigeria, Níger y Chad y mucho menos (salvo algunas valientes voces en el desierto) he visto que durante los últimos años se pronuncie nadie contra los más de 250.000 sirios (en su mayoría cristianos) víctimas de estos mismos grupos criminales.

He venido denunciando durante varias publicaciones el origen de los grupos terroristas que tienen sumida a Siria en una brutal guerra civil y que ahora se desbordan hacia occidente. Los que ahora se duelen por la pérdida de tantas vidas inocentes son los que de manera perversamente premeditada o absurdamente ingenua han creado y alimentado no solo al Estado Islámico sino a las vertientes del mismo en Medio Oriente, África y ahora Europa.

Es sabido que desde la mal llamada "Primavera Árabe", uno de los grandes promotores de la misma fue Francia, principalmente en función al derrocamiento y asesinato de Muamar Gadafi; los rebeldes libios en su mayoría o eran de origen francés o estaban ligados a los galos o recibían instrucciones y adoctrinamiento de los mismos; esos mal llamados rebeldes que no son más que sicarios a sueldo y que por supuesto hoy trabajan para el mejor postor.

Han pasado por alto el origen del autoproclamado califa del Estado Islámico Abu Bakr al Bagdadi, que según Edward Snowden no solo es de origen inglés, sino que perteneció a servicios de inteligencia occidentales; se ha ignorado el origen británico, francés, alemán de los miles de combatientes que forman parte del EI, Al-Nusra y los rebeldes sirios y la creación, financiación, entrenamiento y adoctrinamiento que desde la "Primavera Árabe", los rebeldes sirios (como matriz) han recibido por parte del gobierno norteamericano por medio de sus servicios de inteligencia y de la OTAN, y que a través de ellos se ha diseminado entre los diversos grupos terroristas en la región. Todo lo anterior no es más que la reproducción de lo que en su momento fue Al Qaeda.

Lamentablemente como lo mencionó el presidente sirio Bashar Al Asad "Francia conoció lo que en Siria viven desde hace 5 años". Cabe la pena mencionar que la pésima administración de Hollande ahora será reivindicada por su combate contra el terrorismo en aparente defensa de su pueblo, fortaleciendo su imagen política y sus pretensiones de reelección frente a la popularidad legitimada de la ultra derecha encabezada por Le Pen.

Vladímir Putin el pasado 27 de septiembre ante la 70° Asamblea General de la ONU, denunciaba y advertía el peligro de pretender manipular a su antojo a los grupos terroristas y a los mercenarios a sueldo que conforman dichas organizaciones: "En estas circunstancias es hipócrita e irresponsable hacer bulliciosas declaraciones sobre la amenaza del terrorismo internacional al tiempo que se cierran los ojos a los canales de financiamiento y apoyo a los grupos terroristas incluyendo las rentas del narcotráfico y del tráfico ilícito de petróleo y de armas. Sería igualmente irresponsable intentar manipular a los grupos extremistas y ponerlos al servicio propio con el fin de lograr la esperanza de enfrentarlos más adelante; dicho de otra manera: liquidarlos. A los que así actúan quisiera decirles 'señores, están tratando ustedes con personas brutales, pero no son primitivos en absoluto, son tan listos como ustedes y nunca se sabe quién manipula a quien'".

Y así es, los tintes parricidas de los atentados en París aunque los medios pretendan ocultarlos no se pueden borrar ni ignorar. Sí señores, son sus hijos, los que la OTAN, EE.UU. y Arabia Saudita armaron y entrenaron, y que en algún momento pretendieron de manera ingenua o premeditada que podrían conformar "una oposición moderada" (como si el armar y entrenar a un grupo de sicarios al margen de la ley pudiese considerarse moderado) los que hoy los matan.