Chile: ¿una nueva constitución?
La Constitución chilena de 1980 está en tela de juicio y la sociedad se divide entre quienes consideran necesaria una renovación absoluta del texto y quienes consideran suficientes las modificaciones parciales que se han ido practicando y las que sean necesarias en el futuro. Máximo Pavez, director del programa legislativo de la Fundación Jaime Guzmán, abogado y magister en Derecho por la Universidad Católica de Chile; Fernando Atria, profesor en la Universidad de Chile y precandidato presidencial por el Partido Socialista y Luis Thielemann, doctor en Historia, escritor y columnista se sientan a la mesa para discutir la cuestión en profundidad. El debate arranca con una pregunta sencilla, mucho más abierta de lo que parece: "¿hay que modificar la constitución o hay que sepultarla y empezar todo de nuevo?" y el diálogo avanza entre los aspectos más importantes de esta controversia.
En un momento del debate, Fernando Atria asegura que los responsables de la redacción de la Constitución de Chile, hombres del régimen de Augusto Pinochet, "aprovechando la unilateralidad que les daba la victoria militar" se plantearon la Constitución en torno a una pregunta: "Cómo asegurar que la política democrática va a estar neutralizada, que no va a ser capaz de modificar nada". Profundizando en este aspecto, señaló el problema en un nivel socio-cultural: "una institucionalidad atada de manos crea una cultura política que se entiende atada de manos, y eso es una política incapaz de responder a las demandas de transformación"
Luis Thielemann, por su parte, ve el problema fundamental en "una desconexión entre el discurso y ciertos hechos históricos. Si nos remontamos a la legitimidad y a su reconocimiento, ninguno de nuestros presidentes ha rechazado el itinerario de la dictadura (…). El problema es que ese itinerario no está roto". En su opinión, "este proceso va a fracasar porque el gobierno decidió no conducirlo".
Máximo Pavez responde a esta cuestión: "Al gobierno nunca le interesó conducir este proceso, porque el gobierno nunca planteó cual era su modelo constitucional. El gobierno de Chile, y esto es una lección de democracia para toda Latinoamérica, nunca dijo lo que quería cambiar: le bastó acuñar un slogan, para decir 'Chile necesita una nueva Constitución legitimada' y ahí se quedó". Este profesor asegura que "no hay ninguna reforma de fondo que la sociedad chilena no haya podido implementar o discutir por culpa de la constitución".
Para una comprensión profunda de estas intervenciones y de muchas otras que arrojan luz sobre el asunto, les recomendamos encarecidamente el visionado completo del debate.