La salud como producto para hacer dinero en EE.UU.

A pesar de ser uno de los países más ricos del mundo, Estados Unidos no garantiza sanidad pública gratuita a sus ciudadanos. Las cifras muestran que cada persona gasta una media de 10.000 dólares anuales en servicios médicos y las aseguradoras aprovechan esto para cobrar altas pólizas a la población, que hasta hace poco era penalizada si no tenía cobertura privada. Desde Miami, Luis Castro habla en 'Cartas sobre la Mesa' con sus invitados del sector de los seguros sobre la salud en ese país.

Uno de los problemas que afronta la comunidad latina de Estados Unidos es la dificultad para acceder a la salud sin tener un seguro privado. Por ejemplo, Florida se encuentra entre los cinco peores estados en cuidados de salud pública y eso se traduce en un precario porcentaje de acceso, del que se culpa al Gobierno por no apoyar fondos adicionales para planes de ayuda como Obamacare. Las aseguradoras, que viven de cobrar altas pólizas, aprovechan esta situación y la población hasta hace poco era penalizada si no tenía una cobertura privada.

"El servicio sanitario en este país se basa en un sistema capitalista y, si no fuera por el Obamacare, el porcentaje de personas sin acceso a la salud sería aún más alto. El Obamacare no es el mejor del mundo, pero es un avance gigantesco que se ha hecho en EE.UU. en cuestión de salud", afirma Eoliberth Suárez, asesor integral de seguros de salud.

Graciela Boria, directiva de la Fundacion Coral Pro Health
El problema es que en EE.UU. la salud es un negocio: hasta que la salud no deje de ser un negocio las cosas no van a cambiar

Respecto a las declaraciones hechas por el presidente de EE.UU., Donald Trump, de eliminar el Obamacare, los invitados sostienen que una importante parte de la población apoya esa iniciativa debido a que muchas personas "salieron perjudicadas" con ese sistema sanitario. "El que no trabaja salió beneficiado, pero para el que trabaja se le disminuyeron los servicios y subió el costo del seguro exageradamente", comentó por su parte Graciela Boria, directiva de la fundación Doral Pro-Health.

"El problema es que en EE.UU. la salud es un negocio: hasta que la salud no deje de ser un negocio las cosas no van a cambiar", asegura esta mujer, quien destaca que "En Europa, por ejemplo, la medicina no es un negocio" y "no pueden subir los costos de la salud como si fuera un producto para hacer dinero".

Boria estima que la situación de los indocumentados es "muy triste", dado que no tienen acceso a la medicina. Al respecto, María Eugenia Márquez, asesora de seguros, aclaró que en EE.UU. no niega la salud a nadie, incluso si no posee sus documentos migratorios en regla, pero "pero una vez terminado su tratamiento recibe una factura impagable, incluso para alguien con un estatus social".

Para Suárez, "el acceso a la medicina es muy restringido" en ese país norteamericano, donde "un menor de 16 años puede comprar tranquilamente un arma de fuego, pero cuando va a una farmacia no puede comprar una sencilla pastilla sin una prescripción médica".

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