En esta entrega de 'Contrapunto', Pablo Mura y Cris Martin analizan la actual revolución cultural y los objetivos de quienes instan a revisar la historia, ¿con pretensiones para mejorar o perjudicar?.
El interés por revisar la historia existe claros eslóganes que hablan de una "esclavitud escondida", a veces negada en varios sectores, como por ejemplo en la educación. Sin embargo, entre las "supuestas buenas intenciones" de estas revoluciones culturales hay impulsores que siempre quieren cambiarlo todo.
Black Lives Matter: ¿supremacismo negro?
Según Martin, el caso de Black Lives Matter no propone nada nuevo: sus lideresas que se han autodefinido "marxistas entrenadas", buscan imponer un "supremacismo negro" y una igualdad de género. Sin embargo, lo que han logrado hasta el momento "es desatar la violencia en las calles de EE.UU." convocando a un grupo de jóvenes adoctrinados. Una estrategia político-social para cambiar el orden imperante, que es lo que procuran todas las revoluciones culturales, afirma Martin.
Movimientos revolucionarios y el llamado a revisar la historia
El estallido social en Chile, la destrucción de monumentos coloniales y el levantamiento de otros simbolismos relacionados a los pueblos originarios llaman a revisar cómo se esta contando la historia de quienes son los verdaderos héroes.
Martin señala que las revoluciones culturales pueden llevar a "momentos muy duros de la historia", teniendo en cuenta el vandalismo que coincide con "el movimiento destructivo que inició la Revolución francesa contra la cultura cristiana". En aquella época, la "revolución cultural que se propagaba era que la humanidad sin Dios sería más libre, más fraterna, más igual" con el lema "Liberté, égalité, fraternité", pero se ha obviado la frase última "ou la mort" (o la muerte), afirma la presentadora.
En definitiva, Martin concluye que "esta revolución cultural no se presenta como una señal sólida que indique que vaya a mejorar el mundo del siglo XX".