En esta nueva edición de 'Conversando con Correa', el expresidente ecuatoriano dialoga con Rigoberta Menchú, quien recibió el Premio Nobel de la Paz en 1992, sobre las formas modernas de esclavitud y cuáles son las mejores maneras de combatirlas.
Al comenzar la entrevista, la líder indígena guatemalteca opina que la mayor dificultad para frenar todas las formas de explotación humana es la "falta de investigación seria para tipificar los delitos". Y suma: "Tenemos que tocar temas sensibles como el tráfico de niños o el abuso sexual".
Por su parte, el conductor del programa señala que esa clase de faltas graves suelen estar penadas, pero advierte que en la actualidad se producen otra clase de abusos: "Nos referimos a esa explotación extrema disfrazada de otras formas e incluso con revestimiento legal".
Para explicarlo mejor, Correa cuenta que cuando llegó a la Presidencia de Ecuador las empleadas domésticas ganaban la mitad del salario básico por ley. "Nunca lo he entendido como economista. ¿Comían menos? ¿Necesitaban la mitad del resto? Trabajaban entre 12 y 16 horas diarias, y en el código del trabajo tenían solo una tarde libre cada 15 días", recuerda.
Al respecto, subraya que "era aceptado por todos, incluso por las mismas empleadas domésticas". Por ello, alerta: "Tenemos formas de explotación extrema, lo que hemos llamado esclavitud legalizada".
Asimismo, opina que en América Latina no hizo falta aplicar normas discriminatorias para garantizar la desigualdad, como la segregación racial en EE.UU. o el apartheid en Sudáfrica: "Es suficiente que le den la peor educación a los más pobres para que sigan marginados y explotados, para que sigan en la esclavitud".
Caracterizaciones que discriminan
Por otro lado, la invitada critica: "El tema es que no está en la agenda, y si no está en la agenda es que no existe". Y acota: "Este es el caso de los derechos de los pueblos originarios. Se ha tergiversado tanto que entonces se generan estereotipos, y estos estereotipos hacen un daño horrible".
Entre esas caracterizaciones, Menchú menciona la noción de que "a los indígenas no les gusta la riqueza". Al respecto, Correa ironiza: "La miseria como parte del folclore".
Entre tanto, el dirigente político opina que, más allá de posibles leyes que tipifiquen delitos, "la exclusión estructural se va a solucionar con oportunidades". Sobre ello, suma: "Pasa por un cambio en la relación de fuerzas en la situación política. Que manden las grandes mayorías y no los mismos de siempre".
"Símbolo de esperanza y futuro"
Sobre ese punto, la defensora de los derechos humanos celebra los avances conseguidos durante aquellos años en que los Gobiernos progresistas lideraron la región: "Eso es gracias al trabajo de usted, Lula, Evo y de Cristina. Muchas personas que abrieron los espacios, sentaron algunas bases y eso hoy es símbolo de esperanza y futuro".
Para finalizar, Correa le consulta a Menchú cómo logra controlar el rencor, considerando la extrema pobreza en la cual creció, las muertes de algunos de sus nueves hermanos por trabajos forzados en cultivos de café, desnutrición y fusilamiento, sumado a los asesinatos de sus padres —la madre torturada y el papá quemado vivo—, entre otras atrocidades.
"Pienso que lo más importante es que no ha sido una historia personal, es una memoria colectiva", contesta. En ese tono, considera que en los distintos espacios de América Latina, "unos países más que otros", se comparten esta clase de situaciones. Y para concluir, sobre Guatemala, comenta que se trata de la historia "de los torturados y los desaparecidos, no solo de los mayas".
Para saber más acerca de la esclavitud moderna y las reflexiones de esta Premio Nobel de la Paz, no se pierda la última emisión de 'Conversando con Correa'.
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