Los ocho hijos de la familia Yevtushenko, seis niños y dos niñas, quedaron huérfanos de repente. Su padre murió en 2016 como consecuencia de un cáncer, y su madre falleció un año más tarde debido a un trombo en una pierna. Tras la muerte de la madre, la hija mayor de la familia, Kristina, que entonces tenía 19 años, decidió hacerse cargo de sus hermanos.
"Al instante dije que no entregaba a los niños" al Servicio de Protección de Menores, "que haría lo que hiciera falta para que tuvieran una vida normal en casa y no en otra parte", recuerda la joven. El Servicio tenía que llevarse por ley a los menores de edad a un orfanato, dado que su hermana mayor no tenía trabajo.
Las autoridades accedieron a dejar a los menores bajo la tutela de Kristina, quien tuvo que abandonar sus estudios y regresar a su pueblo natal. La joven ahora es a la vez la madre y el padre de sus hermanos menores. Los más pequeños van a la escuela, mientras que los más grandes estudian en un colegio de formación profesional. Además, entre todos los hermanos se ocupan del huerto y la crianza de animales.
Cuando la historia de esta familia llegó a Internet, miles de personas de toda Rusia les ofrecieron su apoyo, algunos ayudaron económicamente, otros colaboraron con ropa, alimentos, útiles escolares, etc. Pero en las cuentas de las redes sociales de Kristina también aparecieron numerosos pretendientes con mensajes y propuestas románticas. Sin embargo, la joven asegura no tener planes y aspiraciones personales hasta que sus hermanos más pequeños se valgan por sí mismos.
Con frecuencia los inspectores del Servicio de Protección de Menores visitan la casa de la familia Yevtushenko para asegurarse de que Kristina sigue en condiciones de hacerse cargo de sus prójimos, y hasta el momento la joven no les ha defraudado.