Solo durante el siglo XX, la república no reconocida de Nagorno Karabaj vivió tres enfrentamientos militares y dos guerras a gran escala. Durante décadas, Armenia y Azerbaiyán se han disputado la propiedad histórica de esta tierra de importancia estratégica.
Tras el colapso del Imperio ruso, la región de Karabaj se convirtió en escenario de la mortífera guerra armenio-azerbaiyana, que fue interrumpida por la Unión Soviética. En 1921, las autoridades soviéticas decidieron que Nagorno Karabaj formaría parte de Azerbaiyán en calidad de región autónoma.
Durante más de 60 años, las dos naciones convivieron en paz, pero en 1988, los vecinos volvieron a enfrentarse y luego de casi 30 años la historia se repite. Imágenes captadas en el otoño de 2020 muestran la moderna ciudad de Stepanakert siendo arrasada por bombardeos que dejaron edificios en ruinas y gente huyendo.
El conflicto ha afectado especialmente a las familias multiculturales. Sin embargo, en medio de las tensiones surgen ejemplos de una convivencia pacífica y de un compromiso irrenunciable con la paz. Voluntarios en la capital armenia ayudan a los refugiados a encontrar una vivienda, les dan agua y comida caliente.
Durante los últimos enfrentamientos, Kamila Verdíeva, una bloguera azerbaiyana, convirtió sus páginas en las redes sociales en crónicas de guerra, y también ha buscado ayudar a los afectados a su manera. Mientras que Emilia Balasanián, una joven armenia que escribe poemas, espera pronto publicar su colección de poesías, no sobre la guerra, sino sobre el amor.