La provincia de Fujian se encuentra en el sudeste de China. Casi todo su territorio está cubierto por impenetrables cadenas montañosas. Esta provincia también posee la costa más accidentada del país. El mar arrasa la tierra y se acerca a las montañas. Fujian es una de las zonas con menor extensión de tierra cultivable per cápita, de modo que la pobreza ha acompañado desde siempre a sus habitantes, pero los tiempos están cambiando.
'Oro marino'
En estas condiciones los habitantes parecen haber encontrado la solución: la cosecha de algas. En la costa de la provincia de Fujian a las algas las conocen como el 'oro marino'. Cada mañana se hacen a la mar decenas de embarcaciones para recoger este 'oro'.
Las algas son un ingrediente muy popular en la cocina oriental y contienen elementos muy beneficiosos para el organismo: yodo para la tiroides, fibra para el intestino y aminoácidos para el corazón. Los países que incluyen muchas algas en su dieta muestran una menor incidencia de enfermedades cardiovasculares. Hoy China es el líder mundial en la producción de este 'oro marino'.
Cultivar algas es una tarea compleja: clavan en el fondo marino miles de estacas de bambú que se usan para sostener una red subacuática de cuerdas y cañas de bambú. Las algas crecen en esa red. Las algas se cosechan desde embarcaciones especiales, que son anchas y tienen la borda muy alta.
Zhong Zhengrui lleva más de 10 años en este negocio. Como todos los demás, empezó como un simple recolector de algas. En el pasado, toda su familia acostumbraba a cosecharlas a mano. Era un trabajo muy duro y no proporcionaba ingresos regulares. Pero ahora, gracias a la ayuda estatal, Zhong es propietario de una pequeña flota de lanchas. Contrata a trabajadores y dirige una plantación de buen tamaño que cubre seis hectáreas.
"Mis ingresos anuales son de 200.000 yuanes (unos 30.000 dólares), a veces más. Es suficiente para vivir bien en este lugar. Eso ya no es estar en la pobreza. Con ingresos así, uno puede sentirse algo más liberado. No sufres aprietos financieros", relata Zhong, que ahora vive con su mujer y dos hijos en una casa de cuatro pisos, de 200 metros cuadrados.
El secreto de la prosperidad de Zhong es sencillo: gracias a un programa del Gobierno, dejó la montaña y se trasladó a la costa, como muchos de sus conciudadanos. Aquí tiene un trabajo regular del que carecía en su tierra natal: cosechar algas. El Gobierno chino ha construido cómodas poblaciones para los realojados en la costa. Y lo que es más importante: la gente tiene trabajo. Unos cultivan algas, otros las procesan en tierra, y los más emprendedores se han hecho cargo de granjas o han creado un negocio por su cuenta.
Plantaciones de té
En la remota aldea de Xiadan cultivan té en las montañas. Algunos dicen que es uno de los lugares más bonitos de la provincia de Fujian, que es una las principales regiones productoras de té en China. Precisamente aquí se cultivan las variedades más caras y más raras de té. El clima de las montañas es el mejor para cultivar esta planta, ya que ofrece la temperatura y la humedad apropiadas, y lo más importante, el suelo.
Los turistas vienen aquí a pasear por la montaña, tomar aire fresco y ver las plantaciones de té. Y por supuesto, necesitan un lugar donde alojarse. El Gobierno ayudó a la residente local Shen Yuhua a convertir una antigua casa abandonada en un acogedor hotel. La restauración fue bastante cara, pero el Estado pagó un tercio de todos los gastos.
"Al principio todo el mundo pensaba que debía de estar loca por querer construir una posada. Pero me vino esa idea a la cabeza al ver que cada vez venían más turistas a esta región. Y al final funcionó. El negocio sigue creciendo, y va muy bien", relata Shen, que logró salir de la pobreza y ahora consigue un beneficio anual de alrededor de 30.000 yuanes (4.500 dólares). Ahora su posada acoge a unos 500 o 600 turistas al año.
Wan Judi, dueño de una plantación en Xiadan, pertenece a la tercera generación de una familia de cultivadores, pero de niño vivía en condiciones de extrema pobreza. Luego, gracias al programa de erradicación de la pobreza de un campesino pobre se convirtió en un cultivador rico.
Para la familia Wan y para los demás residentes en Xiadan la fortuna llegó a finales de los 80. "Nuestra vida cambió tras la visita de Xi Jinping en 1989. Construyeron la carretera y comenzó la construcción de la central hidroeléctrica. Nuestra calidad de vida fue a mejor en paralelo a la implementación de este programa. La gente de nuestro pueblo por fin empezó a sentirse feliz", explicó Wan.
Hace 30 años nadie hubiera imaginado que en estas escarpadas montañas se podían construir carreteras. Pero hoy en día, las pequeñas aldeas y las plantaciones de té están conectadas con las grandes ciudades de Fujian por una red de modernas autovías. La carretera literalmente ha insuflado nueva vida a Xiadan. Ahora los campesinos no tienen que escalar peligrosas montañas para vender su cosecha o comprar productos básicos. La carretera ha atraído a turistas y se está desarrollando la infraestructura.