No todos los refugiados ucranianos acuden a Europa, ni mucho menos. Muchos habitantes del Donbass han emprendido el camino del este en dirección a Rusia para huir de ocho años de bombardeos inmisericordes sobre la población civil por parte de Kiev. Atrás dejan abusos y humillaciones, tanto más dolorosas por venir de sus propios conciudadanos. Y acaso a más de uno, desacostumbrado a las muestras de humanidad, le sorprendan los esfuerzos de los voluntarios rusos para recibirlos como es debido.