La guerra de Bosnia, con sus cerca de 100.000 muertos, será recordada por sus numerosos crímenes de guerra, buena parte de ellos perpetrados por muyahidines de varias partes del mundo que en nombre de la yihad cometieron actos cuya crueldad no pasó desapercibida ni siquiera para los musulmanes locales, que observaban asombrados sus ejecuciones. La comunidad serbia, víctima de esos crímenes, sufre además el dolor añadido de un relato occidental que los convierte en agresores en vez de agredidos.