La psicología ha dedicado una gran cantidad de horas a identificar, definir y caracterizar el problema del 'bullying' o acoso escolar por sus nefastas consecuencias, pero, ¿se ha publicado lo suficiente sobre este tema como para que la familia, la escuela y la comunidad en las que crece el menor reduzcan los riesgos de sufrir este tipo de 'castigo', que puede entorpecer su desarrollo armonioso?
La palabra 'bullying' es una voz proveniente del inglés y que se traduce al español como 'intimidación'. Es el término con el que se define mundialmente el acoso escolar. Puede materializarse en una agresión física o mental de uno o varios niños o jóvenes contra otro, generalmente de menor edad, cuyo carácter suele ser inseguro e indefenso. Este tipo de acoso suele comenzar con un abucheo en clase o durante el recreo y su desenlace puede llegar a ser tan trágico como la muerte de la propia víctima o de otras personas de su entorno.
El 'bullying' se cobra la vida de 200 personas al año
En la actualidad esta práctica se traduce, año por año, en 200 muertes en todo el mundo. Un escalofriante dato revela que en América Latina 7 de cada 10 niños son víctimas del acoso escolar. Entre tanto, en Estados Unidos la cosa es todavía más grave, puesto que el 80 % de los estudiantes admiten ser acosados, hecho que provoca que cada día más de dos millones de menores dejen de asistir a su centro educativo por temor a sus compañeros maltratadores.
De acuerdo con José María Avilés Martínez, profesor de la Universidad de Valladolid (España) e investigador en Convivencia Escolar, no existe un perfil único de víctima de acoso escolar, ya que depende de una serie de rasgos personales, pues suelen ser individuos "con niveles de habilidades sociales un tanto bajos", así como de autoestima y apreciación, que por lo general carecen de una red social dentro del grupo y son vulnerables.
Asimismo, señala que los hostigadores prácticamente siempre son chicos, quienes tienden a llevar a cabo una agresión física, mientras que las chicas son más partidarias de formas indirectas, como el ciberacoso. Avilés subraya que el agresor en cuestión normalmente no tuvo suficiente "canal afectivo en el ámbito familiar en edades tempranas" o recibió un trato autoritario por parte de sus padres.
"Lo que ocurre es como una olla a presión"
En opinión de Jaime Retamal Salazar, doctor en Ciencias de la Educación en la Universidad de Santiago de Chile, el agresor suele vivir "en un ambiente violento" y su carácter se configura desde fuera del espacio escolar. Por otro lado, Retamal cree que la víctima suele ser una persona tímida que no tiene reforzada su personalidad e identidad como joven e, incluso, a veces vive en un ambiente opresor. De igual forma señala que las sociedades donde existe un sistema educativo altamente competitivo, o donde el uso de armas está extendido, son más propensas a albergar mayor número de casos de 'bullying'.
Por último, la psicóloga Sandra Rosales Castañeda, máster en Investigación Educativa, opina que uno de los principales problemas que existen en relación con el acoso escolar es la normalización de la violencia. Asimismo considera que el papel del educador puede ser clave para resolver este problema en el ámbito de la enseñanza. Rosales concluye que es fundamental "trabajar en la aceptación de la diversidad", así como en la tolerancia, la empatía, el aprecio o la comunicación —entre otras cuestiones—, y dejar claro cuáles son los límites y las consecuencias de ciertos actos.