Hasta la Operación C-Chase, que tuvo lugar en los años 80, las autoridades estadounidenses buscaban a los narcotraficantes siguiendo el recorrido de la droga, pero Robert Mazur y su equipo decidieron hacerlo de otra manera: rastreando el dinero.
"A lo largo de mi carrera siempre me ha parecido que el punto débil del crimen organizado es el dinero", sostiene el exagente encubierto, quien recuerda que por esta razón llegaron "a la conclusión de que infiltrándonos en su sistema de blanqueo de dinero podríamos llegar a su control de mando". A su juicio, "quien posee el dinero decide también dónde se envía ese dinero". El plan funcionó, y el equipo de Mazur ascendió bastante rápido en el cártel y llegó hasta las personas que deciden el destino de las fortunas.
"El problema se ha multiplicado desde entonces"
"Por desgracia el problema se ha multiplicado desde entonces", lamenta el exagente, explicando que "no cabe la menor duda" de que los cárteles se han arraigado actualmente en muchos países, no solo en Colombia y México.
"Sería muy ingenuo pensar que Colombia es el único país donde hay mafias. La tenemos aquí, en EE.UU. En cualquier país del mundo existen mafias", asegura.
Según Mazur, "el producto de exportación más peligroso de los cárteles" se llama corrupción, por lo que "debemos estar alerta con respecto a esto".
¿Cómo es tener que establecer relaciones personales con los jefes de los cárteles?
Una de las grandes dificultades de la profesión es cuando "toca hacer creer a uno de los 'malos' que somos amigos" para que confíe "sus mayores secretos, los más oscuros", sostiene Mazur.
Para ello, explica, hay que tratar con un jefe de cartel durante años, de manera que "lo entiendes, conoces a su esposa y a sus hijos" y al final reconoces el impacto que tendrá la operación "no solo en ellos, sino también en los miembros inocentes de su familia".
"Cuando los ves en su faceta de padre, cómo tratan a su hija, te das cuenta de que es un buen padre", pero al mismo tiempo debes recordar que "hicieron una serie de cosas malas" y "deben rendir cuentas", añade el exagente.
Sin embargo, "eso no quiere decir que toda la esencia de su vida de esta persona sea mala de por sí", porque "si vemos las cosas de esa manera, ¿cómo podrían pagar su deuda con la sociedad y retomar sus vidas sin delincuencia?", se pregunta Mazur, quien opina que "debemos ver los diferentes planos en la vida de una persona".
Tres cualidades que debe tener un buen agente encubierto
Mazur revela también las tres habilidades que ha de tener un buen agente. Según él, la primera es "ver el mundo en blanco y negro", porque "si uno tiene una visión demasiado complicada de lo que está bien o mal puede fácilmente irse por un camino tortuoso".
"La segunda es la habilidad de no dejar torpemente que tu mentalidad de agente interfiera en la comunicación", mientras que la tercera es "entender el nivel de estrés al cual te vas a someter y aprender a manejarlo", afirma Mazur.
En este sentido, cuenta que durante la operación conciliaba el sueño tres o cuatro horas al día, y entonces, "debía comer bien, hacer ejercicio, intentar dormir más, reconocer lo importante que es cuidar del cuerpo", y mantenerse en la mejor forma física posible.
"Al llevar una vida como la mía, siendo además un recolector de pruebas, es fácil llegar al punto de dejar de pensar tan claramente cómo podría y debería… un agente debe siempre tener la mente clara", señala.
En cuanto a la familia, el exagente estadounidense explica que "cuando estás en medio de una batalla, debes saber que si no dedicas el 100% de tus pensamientos a lo que está sucediendo delante de ti en ese mismo instante y te pones a pensar en la fiesta de cumpleaños o un evento familiar que te has perdido, estás poniendo tu vida en peligro", de manera que "realmente debes dejar tu vida personal metida en una caja".
Por lo tanto, añade Mazur, "es extremadamente importante que haya miembros de la familia y amigos que estén cerca de tus seres queridos, capaces de paliar tu ausencia", porque "ellos también necesitan apoyo durante ese tiempo".
"Sin demanda no habría oferta"
Recordando la operación, Mazur asegura que va a "intentar que valga la pena" y la usará para "darle a conocer al mundo este problema", porque "no podemos sentarnos y esperar a que sean los gobiernos los que hagan algo".
"Como la gente del cártel me ha dicho muchas veces, sin demanda no habría oferta. Eso no les excusa de hacer lo que hacen, pero debe quedar claro que la culpa no la tiene solo una parte", opina el exagente.
A su juicio, "hay varias cosas importantes" que EE.UU. podría hacer o que otros bancos centrales podrían hacer para seguirle el rastro del dinero blanqueado, pero "esto no se hace y no sé por qué se resisten tanto a hacerlo", lamenta Mazur.
¿Es la Reserva Federal de EE.UU. el mayor blanqueador?
El exagente federal evoca que cuando a finales de los 80 y principios de los 90 trataba de averiguar quién blanqueaba el dinero, un banquero del Banco Internacional BICC le dijo que "el mayor blanqueador" era la Reserva Federal de EE.UU.
El banquero le explicó que en aquella época el banco nacional de Colombia no permitía a sus clientes tener cuentas en divisa estadounidense. Sin embargo, "estaban cambiando cientos de millones de dólares estadounidenses a unas tasas de cambio muy favorables".
"¿Y qué hacían con el efectivo? Como cualquier banco central que trabaja con la moneda estadounidense, colaboraban con la Reserva Federal, y lo transportaban en palés", recuerda Mazur.
Entonces, el banquero le preguntó al agente: "¿No cree que en la Reserva Federal haya nadie lo suficientemente inteligente para cuestionar cómo EE.UU. recibía cientos de millones de Colombia pese a que ese país que no permitiera tener cuentas en dólares?".
"Mi teoría es que se sabía lo que estaba pasando", confiesa Mazur.