"El que estuvo embarazado de nuestro hijo fue mi marido, Fernando. Eso fue justamente lo que llamó la atención cuando decidimos hacerlo público", cuenta a RT la activista transexual Diane Rodríguez, añadiendo que ni ella ni su pareja se reasignó sexualmente -es decir, poseen sus genitales de nacimiento- por lo que pudieron formar una familia.
La activista destaca que "el acto de tener un hijo es una constitución del amor entre dos personas". "La gente se centra en nosotros y no en el amor que significa nuestro hijo", lamenta Rodríguez, añadiendo que "no hay más que odio" en la cabeza de aquellas personas que se limitan a ver solo su estilo de vida "y no se dan cuenta de que nosotros tratamos de promover amor". Asimismo, revela que en la cultura indígena guaraní el nombre de su hijo significa "revolución del amor".
"La sociedad nos dicrimina y violenta"
"Las personas trans que nos exponemos públicamente somos personas que nos enfrentamos a la vida, somos rebeldes", opina la activista, haciendo hincapié en que las personalidades públicas de la comunidad LGBTI "se enfrentan a una sociedad que a menudo nos está discriminando, violentando e incluso asesinando".
"La normativa te dice que una mujer que nace biológicamente varón tiene que estar con una persona que nace biológicamente mujer; tú te empiezas a reprimir y empiezas a creer que estás equivocado", cuenta Rodríguez. "Eso te limita como persona, te reprime, te hace sentir mal, hay muchas personas que se suicidan", explica.
¿Como la discriminación que sufrían los afrodescendientes?
La activista compara lo que está sucediendo hoy con la comunidad LGBTI con lo que pasaba con las personas afrodescendientes. "Había iglesias para blancos, universidades para blancos (...) todas estas cuestiones ridículas se veían y eran avaladas por los fundamentalistas", recuerda.
"Lo mismo que sufrieron los afrodescendientes lo estamos sufriendo nosotros ahora", afirma Rodríguez, quien lamenta que la discriminación "empieza desde que sale a la calle", incluyendo el espacio educativo y laboral.
"Es una cuestión constante, sistemática, que ocurre en cada momento y en cada espacio", denuncia la activista.