"Ser cíborg es una identidad, y hay muchas maneras de sentirse cíborg", asegura la artista y activista Moon Ribas, que vive con un chip implantado en su cuerpo. Este implante conectado a sismógrafos le permite sentir los movimientos sísmicos del mundo y ha cambiado mucho su "percepción de la Tierra" al mostrarle lo "poco" que sabemos de nuestro planeta, según la activista ciborg española.
En este sentido, Ribas destaca que, pese a llevar esta tecnología en su cuerpo, no se identifica como un robot, sino que se siente "más cercana" al planeta y a los animales. El chip también le ayuda en su carrera profesional permitiéndole mostrar nuestro planeta a la sociedad "desde otro punto de vista".
En cuanto a la unión entre el hombre y la tecnología, Ribas afirma que, a pesar de que muchos creen que es "mala", somos nosotros mismos los que decidimos si se trata de algo bueno o malo. Es una cosa tan humana como tener un cuchillo: puede ser usado "para cocinar o para matar a alguien", explica.
Lo mismo dice sobre el porvenir: "El futuro se puede ver muy malo o muy bueno, y creo que lo malo y lo bueno es muy subjetivo", afirma Ribas. A su juicio, siempre habrá cosas positivas y negativas, con independencia del uso de las tecnologías.