En esta edición de 'Entrevista', de RT, el exjugador español de waterpolo Pedro García Aguado relata sus turbulentos años como adicto al alcohol y a las drogas y el increíble trabajo de recuperación que tuvo que hacer para salir de ese pozo en el que se había metido. "Tocar fondo para mí es estar en lo más alto del deporte mundial y sentirte el tío más desgraciado del mundo. Acabar tus partidos, tus jornadas de entrenamiento e irte a beber para evadirte de no sabes qué", comienza.
Al respecto, García Aguado sostiene que "la gente se piensa que la felicidad o el bienestar viene por lo externo". "No tiene nada que ver, yo cuando mejor me he sentido en mi vida fue cuando toqué fondo y empecé de cero", asegura. El deportista recuerda que comenzó a beber a los 14 años y que a los 19 consumía cocaína, "una droga ilegal", puntualizando que también "el alcohol es una droga".
Por todo ello, estuvo a punto de quedarse fuera de los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992, en los que la selección española acabó ganando la medalla de plata. "Yo estuve a punto de perderme esa Olimpiada por mis consumos, reconocí que consumía y pedí que me apartaran del equipo hasta que yo fuera capaz de estar dos noches sin salir", relata, asegurando que finalmente se pudo recuperar para competir.
Autoengaño y reconocimiento
Luego vinieron otros logros deportivos, pero al mismo tiempo, sus problemas de consumo iban a peor. "Al principio, te autoengañas mucho", reconoce. Sin embargo, en 1997 decidió dejar de tomar café, alcohol y drogas. "Pasé un año entero en abstinencia. Ya era adicto, pero no lo sabía, y mis síntomas eran de agresividad; me dedicaba a hacer pesas, tomar proteínas, pero no estaba a gusto. Mi cuerpo me pedía algo", apunta.
En 1998, tras separarse de su esposa y con una hija de ocho meses, vuelve a consumir. En 2003, lo vuelven a llamar a la selección pero él estaba "hecho polvo". Es entonces cuando decide internarse con apoyo de su exesposa, su madre y su padre, al cual le pidió el dinero para pagar el tratamiento.
Un terapeuta le dijo entonces: "Como no te recuperes, te mueres, te vuelves loco o te vas a la cárcel, no hay medias tintas".
"Para mí fue una liberación, te sacas la mochila, te das cuenta de todo el daño que has hecho, eso duele, lo asumes y una vez asumido, te das cuenta que eso no va a volver a pasar si no tomas", explica.
Sin embargo, García Aguado remarca que eso le generó una "inseguridad brutal". "Tienes que ser muy humilde, quitarte ese personaje, pero lo más difícil para un adicto: rendirte", dice. "Rendirte a la evidencia que no controlas es el mayor alivio que tiene una persona adicta", concluye.