El servicio mediático del Estado Islámico, Al Hayat ('vida'), difundió en Internet el pasado febrero un vídeo titulado 'Mensaje a la comunidad de la cruz firmado con sangre'. En él se mostraba la decapitación de 20 cristianos de Egipto y uno de Ghana. Todos ellos habían llegado a Libia en busca de trabajo y fueron secuestrados un mes y medio antes de la ejecución.
"Aquella noche nuestros compañeros de la residencia vecina llamaron y dijeron: '¡Por favor, hagan algo! ¡Nos están derribando la puerta!'. La única arma que teníamos era un rifle. Llegaron en coches equipados con cañones antiaéreos. Vimos cómo se llevaron a nuestros amigos pero no pudimos hacer nada", relata Miliad Najih, quien escapó milagrosamente de la muerte a manos del Estado Islámico y consiguió salir de Libia y regresar a casa.
"Claro que teníamos mucho miedo de que nos llevaran. Si hubiéramos sabido que morirían como mártires, nos habríamos ido con ellos. No merecemos tan alta recompensa de Dios", afirma Isjak Majram, joven que también consiguió escapar.
El imán Sultan Osman destaca que el ejecutor del vídeo estaba hablando en inglés, a pesar de que "todos saben que la lengua del islam es el árabe", y que llevaba la cara tapada con una máscara. "Todo esto indica que son personas ajenas al islam porque el islam es la fe de la misericordia. El Corán dice que matar a un inocente equivale a matar a toda la humanidad", indica.
"Lo sucedido en Libia no tiene nada que ver con el islam. Porque nuestro islam no apoya al terrorismo, que llegó de Occidente para dividir el mundo árabe. El presidente [egipcio, Abdelfatah al Sisi] enseguida tomó la decisión de lanzar un ataque contra el territorio libio para vengarnos por los ciudadanos egipcios fallecidos. No le importa si eran musulmanes o cristianos", cuenta Atef Amin, un hombre musulmán de Al Ur.
En este pueblo egipcio los 21 fallecidos se han convertido en auténticos mártires a los que honrar y venerar. "La gente puede conseguir su bendición mirando sus fotos. Los jóvenes recordarán su hazaña realizada por nuestra fe", declara el padre Maqar, quien indica que, aunque pueda parecer extraño, el pueblo comenzó a rezar por "los del Estado Islámico, orando para que Dios cambie sus pensamientos y sus corazones".
"Estoy orgullosa de que uno de ellos sea mi esposo. Al ver el vídeo tengo ganas de aprender de su valentía, de su fe y de no tenerle miedo a nada. Al principio me dolía mucho verlo, pero luego empecé a darle gracias a Dios por el hecho de que murieran en nombre de Jesús. No hay nada más importante que esto. Voy a guardar este vídeo para mostrárselo a mi hijo cuando mayor para que esté orgulloso de su padre al igual que yo", sostiene la viuda del difunto Malak Ibrahim.