Sisa Hasamin enviudó muy joven. A su cargo quedó su adorada hija por la cual estaba dispuesta a cualquier cosa para proporcionarle una existencia digna, pero no consintió volver a casarse. En Egipto la vida no es fácil para una mujer y Sisa se vio obligada a dar un giro radical, decisión que se prolongó durante más de cuarenta años. Los que conocían su secreto no se lo contaban a nadie porque sabían que lo hacía por el bien de su familia y la respetaban, otros no.