Desde hace unos meses, el sudeste de Turquía está siendo el escenario de una operación de 'limpieza' lanzada por las fuerzas gubernamentales contra la población kurda, que quiere una mayor autonomía.
Erdogan se escuda en varios pretextos para negar el acceso a esta zona a los medios extranjeros y a los periodistas turcos independientes.
"Como ciudadana, como periodista y también como kurda y residente en Diyarbakir, no puedo cerrar los ojos ante lo que está pasando justo delante de mis narices. Cuando veo elevarse en el aire las columnas de humo, cuando oigo los bombardeos desde mi balcón, no puedo limitarme a quedarme en casa sin hacer nada", cuenta a RT Hilal, una periodista dispuesta a revelar lo que está sucediendo, algo de lo que poco dicen los medios occidentales.
En el centro de Diyarbakir, ciudad natal de Hilal, docenas de mujeres se reúnen casi a diario portando fotografías de sus hijos muertos en el distrito de Sur en circunstancias poco claras y cuyos cadáveres las autoridades turcas se niegan a devolver.
"Mi hija fue asesinada aquí, en Sur. Aún no nos han devuelto su cuerpo, y estamos esperando a que lo hagan", denuncia una de las mujeres, que asevera que no se irán del lugar hasta que les devuelvan los cadáveres, y si no lo hacen, se declararán en huelga de hambre hasta morir.
Atrocidades en Cizre
La información disponible es escasa y controvertida, pero hay informes que señalan que durante estos meses de conflicto entre las autoridades y los kurdos en el sudeste del país se han producido entre varios centenares y miles de víctimas mortales. El episodio más sangriento de esta contienda fue el asedio de la ciudad fronteriza de Cizre, que se prolongó durante varios meses y en el que se desplegaron tanques y artillería pesada.
El olor en los sótanos, que es donde se cree que hubo gente que murió quemada, es realmente insoportable.
"Lo más llamativo de ese lugar es el silencio. Cuando caminas por la ciudad te das cuenta de que está en completo silencio", confiesa el corresponsal de RT William Whiteman, que se ha arriesgado a viajar a Cizre acompañado de un camarógrafo local. Aunque solo tuvo una hora para grabar la ciudad, las terribles cosas que vio le han marcado profundamente.
Uno de esos hechos terribles fue ver los cuerpos sin vida de 150 kurdos quemados vivos en un edificio. Según le contó el representante local del Partido Democrático de los Pueblos en el Parlamento, algunos de los cuerpos que se encontraron en el sótano habían sido decapitados además de quemados.
"El olor en los sótanos, que es donde se cree que hubo gente que murió quemada, es realmente insoportable. Decían que Erdogan había matado a civiles allí y que los había quemado", sostiene el periodista.
Europa hace la vista gorda
Ante esta situación, el pueblo kurdo pide un reconocimiento por parte de Europa de lo que ellos califican de genocidio de su pueblo por parte de Ankara. Sin embargo, por el momento sus voces están siendo ignoradas.
Se sabe que en Turquía hay una guerra sucia en marcha contra el Kurdistán y que se está llevando a cabo un genocidio contra el pueblo kurdo
Hatip Dicle, miembro del Partido Paz y Democracia (BDP), comenta que el encubrimiento actual del asesinato de los kurdos "está basado en el provecho y en una relación mutua beneficiosa tanto para Europa como para Turquía".
El representante kurdo explica que Turquía juega un papel clave en la crisis de los refugiados, que preocupa a Europa, "así que hacen la vista gorda sobre los crímenes del Estado turco a cambio de que Turquía restrinja el flujo de refugiados que se dirigen a Europa".
"Se sabe que en Turquía hay una guerra sucia en marcha contra el Kurdistán y que se está llevando a cabo un genocidio contra el pueblo kurdo". Lo denuncia Mazlum Dikmen, uno de los kurdos que protestan en Bruselas (Bélgica) para que los países europeos "sepan las atrocidades cometidas en el Kurdistán".
"El periodismo está muerto en Turquía, al igual que la justicia"
Ejercer el periodismo también es una actividad peligrosa en Turquía: muchos representantes de esta profesión han sido encarcelados y acusados de terrorismo, mientras que otros se ven obligados a abandonar el país debido a la censura o porque temen por sus vidas.
"Erdogan dijo que ahora los periodistas que manifiesten sus simpatías hacia la causa kurda o que simplemente critiquen al gobierno también son terroristas", señala William Whiteman.
Creo que la cosa va a ir a peor porque este Gobierno no tiene ningún tipo de tolerancia hacia ningún discurso alternativo o crítico por parte de los medios de comunicación
Por su parte, Tarik Toros, que lleva más de 20 años trabajando como periodista en Turquía, sostiene que en este país "los medios de comunicación y la prensa están muertos, al igual que la justicia".
Un ejemplo de esta situación fue la redada policial registrada en la sede del diario opositor turco 'Today's Zaman' en la primavera de 2016.
"Mi grupo mediático fue secuestrado por acusaciones de que supuestamente estábamos ayudando e instigando la actividad de grupos terroristas, cargos sobre los cuales no se aportó prueba alguna", afirma Abdullah Bozkurt, jefe de la redacción en Ankara del 'Today's Zaman'.
"Creo que la cosa va a ir a peor porque este Gobierno no tiene ningún tipo de tolerancia hacia ningún discurso alternativo o crítico por parte de los medios de comunicación", asevera el periodista.