Culiacán es la ciudad más grande y rica de Sinaloa. No hay estadísticas oficiales que muestren exactamente cuántas personas trabajan en el negocio de las drogas ilegales, pero sí sabemos con certeza que muchos miembros del cártel de Sinaloa han hecho de Culiacán su hogar. Según la CIA, se trata del cártel de la droga más poderoso del mundo.
Los tentáculos del narcotráfico han afectado a todos y cada uno de sus habitantes. "Le apuesto a usted y a cualquiera que si preguntamos a cualquier persona en esta ciudad, esta les dirá, todos les dirán que han perdido a un ser querido por la violencia", lamenta Miguel, un periodista local que acompañó a RT en la elaboración de este reportaje. Tanto es así que cuando visitaban la localidad de Cosalá unos hombres armados que alegaron ser vigilantes que trabajaban para un cártel les quitaron los documentos y equipos. Golpearon al cámara y le apuntaron con una pistola. Finalmente, pudieron recuperar las cosas.
Los narcocorridos
El lado menos violento de la cultura de la droga lo reflejan los cantantes de las baladas llamadas corridos. Es tradición entre los narcotraficantes locales pedir que se cante un corrido personal en celebraciones con amigos. Pueden cantarse también en funerales, para conmemorar los logros del finado, e incluso embellecerlos un poco, algo que fomentan los narcocorridos.
El cantante Bocho Ramos cuenta a RT que dependiendo del grupo al que pertenezcas puedes cobrar entre 2.000 y 5.000 dólares por canción. "Si te lo graban Los Tucanes, unos 20.000", añade.
En Jardines del Humaya, conocido como el 'narcocementerio', se entierran alrededor de 500 personas al año. Para muchos de ellos, el narcotráfico era su principal ocupación, pero nadie habla de ello abiertamente pues, al fin y al cabo, se trata de algo ilegal. Si el difunto tenía algo que ver con el narcotráfico, los corridos son el único modo de compartir su historia a pesar del carácter criminal de sus actividades.