Hielo y gloria
"Con cada competición uno se va adaptando más a su personaje, empieza a sentir más la historia que representa en el hielo. Creo que mi programa corto refleja mi estado de ánimo actual: tengo 18 años, una edad entre la niñez y la juventud", cuenta Yevguéniya Medvédeva, patinadora artística rusa, dos veces campeona del mundo.
De acuerdo con Eteri Tutberidze, la entrenadora de Medvédeva, "en expresividad artística Yevguénia es la número uno del patinaje femenino", ya que logra trasmitir exactamente un estado de ánimo. "Siento tanto su historia, que se me pone la piel de gallina", confiesa Tutberidze, que también entrena a otra estrella del patinaje ruso, Alina Zaguítova, campeona de Europa en 2018.
"Para mí es un ejemplo a seguir. No es que la copie, siempre aporto algo mío, pero también aprendo cosas de ella", asegura Alina, que solo tiene 15 años.
Su meta en la vida
Todos deportistas pasan por momentos difíciles durante sus carreras profesionales. Alina recuerda cuando se fracturó la mano y luego, cuando fue a los Juegos Olímpicos de la Juventud, y se quebró una pierna.
"Tuve que aprender a caminar de nuevo, tuve que aprender de nuevo a patinar, perdí la técnica de todos los saltos. Así fue. Mi mamá no estaba a mi lado para apoyarme, me apoyaba solamente por teléfono", detalla la joven patinadora.
Alina admite que fue duro, ahora asegura saber cuál es su meta en la vida. "Lo bueno es que sé que si tengo éxito en el patinaje artístico, podré ayudar a mis padres y todo esto no habrá sido en vano".
"La competencia existe solo en una pista de hielo"
"Yevguéniya y yo somos buenas amigas. A veces me da consejos y me apoya en cierto modo. Tenemos una relación de amistad, pero por supuesto, no en la pista de hielo. En la pista cada una va a lo suyo", se sincera Alina.
Por su parte, Yevguéniya subraya que "la competencia existe solo en una pista de hielo".
"El deporte es deporte y la vida es la vida. Cuando las chicas salen a la pista de hielo, es normal que haya mucha tensión y la amistad queda aparte. Pero cuando abandonas la pista, el ambiente cambia y se hace más cálido y amistoso. Pero sí, el deporte es así. Aquí no se puede ser débil", concluye la joven campeona.