CUENTOS DEL COLMILLO DE MORSA

El pueblo de Chukotka ostenta un insólito dato biográfico: ser el primero del orbe en abrir un taller de tallado artístico de colmillo de morsa. Su receta es simple: aprovechar hasta el último centímetro los dones vivientes que les brinda el mar para subsistir, creando, de paso, un arte preciso y objetivo… tal como la vida misma.