"Yo creo que es al día siguiente de la tragedia cuando empezamos a recorrer kilómetros y kilómetros de campos, también pueblos, y allí vemos diferentes trozos de avión, diferentes trozos de cadáveres, muchos objetos personales y, por desgracia, muchos niños. Ese es el momento en el que uno ve la dimensión de que esto no es simplemente un accidente, sino que aquí ha pasado algo porque a diez kilómetros a la redonda podemos encontrarnos cadáveres por cualquier lado. Al día siguiente uno escucha que dicen que han llovido cadáveres y te das cuenta de que no es una metáfora sino literal", cuenta Francisco Guaita.