La copresentadora Stacy Herbert sostiene que "todo el mundo" quiere participar en la campaña de bombardeos que se están llevando a cabo actualmente en Siria y asemeja la situación al conocido juego del Twister. "Es muy retorcido. Todo el mundo tiene un miembro aquí, otro miembro allá… Es una orgía bélica, una orgía de la decrepitud", señala Keiser.
"Cuantas más guerras se hacen, más suben las acciones; esa es la principal consecuencia de la guerra", apunta el copresentador. Herbert comenta que ha realizado un análisis de la evolución de las acciones del contratista de defensa estadounidense Northgroup Grumman Corporation, concluyendo que sus acciones han aumentado un 27,8 por ciento en lo que llevamos de año. "Por cada 100.000 civiles inocentes que mueren asesinados, las acciones de Northgroup Grumman suben un 5 por ciento", denuncia Keiser.
Cuantas más guerras se hacen, más suben las acciones; esa es la principal consecuencia de la guerra
"Por su parte, las acciones de Raytheon y Lockheed Martin han subido entre el 17 y el 18 por ciento, un aumento que, tal y como recogen algunos titulares, se ha producido en gran parte gracias al Estado Islámico", critica Herbert. "En parte son dueños del Estado Islámico, cuyo banco central, según tengo entendido, es uno de los principales inversores en estos contratistas de defensa. Nadie puede salir mal parado de esta situación", afirma Keiser.
Asimismo, el copresentador señala respecto a las recientes declaraciones realizadas por el exdirector de la CIA, Michael Morell, sobre la razón por la que EE.UU. no había bombardeado antes los pozos de petróleo controlados por el EI, que "si de verdad estuvieran preocupados por el medio ambiente, cerrarían inmediatamente todos los yacimientos petrolíferos, incluidos los del Estado Islámico, para evitar la emisión de CO2 y restaurar la paz y la justicia, lo que haría que seguramente tampoco hubiera atentados terroristas".
"Pero para eso habría que tener un pensamiento distinto, un pensamiento que cerrara el grifo del dinero gratuito a aquellos que comercian con la muerte. Pero nadie, ni Obama ni Hollande ni Cameron, tiene pensado cerrar el grifo de ese dinero gratuito tan mortífero. No lo harán jamás", sentencia Keiser.