"En el 2006, la economía puertorriqueña dejó de tener unos importantes incentivos fiscales y perdió gran parte de su capacidad productiva; desde entonces lleva dando tumbos. Puerto Rico tuvo que endeudarse considerablemente, pasando de tener ingresos fiscales a emitir gran cantidad de deuda municipal", explica Cate Long, excolaboradora de Reuters y actualmente directora de un servicio de investigación para los tenedores de bonos de este territorio no incorporado de EE.UU.
"En el 2014 llevaron a cabo una grandísima emisión de obligaciones de deuda y al cabo de menos de un año dijeron que no las podían pagar", añade. Además, la experta indica que "mientras el Congreso esté controlado por los republicanos, el rescate [de la deuda] nunca se producirá".
Long afirma que parte de esa deuda tiene que reestructurarse, ajustarse o condonarse y que el Congreso, ahora que está a punto de acabar la legislatura, está trabajando en ello.
"Las grandes fortunas les clavan el cuchillo y se lo retuercen"
Keiser apunta a que hay toda una serie de actores del sector financiero que recomiendan invertir en Puerto Rico, "al que consideran la panacea de la inversión por las ventajas fiscales que ofrece". Esto es calificado por Long de "deleznable".
"Cuando el Congreso se ponga a revisar el código fiscal, tiene que abordar esta cuestión sí o sí. Los ciudadanos ricos de EE.UU. pueden trasladarse a Puerto Rico y no pagar ni el impuesto sobre la renta a nivel federal ni prácticamente impuestos locales (apenas un 4%). Por tanto, estamos hablando de un gran refugio fiscal para las grandes fortunas, que logran así eludir los impuestos federales", denuncia la experta.
"En lugar de ayudar a los puertorriqueños, las grandes fortunas les clavan el cuchillo y encima se lo retuercen", sentencia Keiser.