"Una parte importante del sistema de capital que tenemos consiste en la capacidad de meterse de lleno en la corrupción que hay en el Congreso", sostiene Max Keiser. Puesto que las grandes empresas tienen la posibilidad de acudir a la Casa Blanca y mediante estas visitas pueden adquirir cierto grado de influencia y hasta cerrar acuerdos, Max da un consejo: comprar las acciones de estas empresas justo después de que su director general pise el suelo de la Casa Blanca.
Las acciones alcanzan su máximo precio justo después de una reunión así, explica, agregando que incluso los congresistas compran acciones pese a que es una práctica ilegal debido al conflicto de intereses. Cuando los directores generales se sacan la foto con el presidente en la Casa Blanca, los ingresos aumentan "no solo para ese directivo en concreto, sino también para los congresistas y senadores que tienen acciones de esa empresa", señala Max.
¿Hasta qué punto los congresistas pueden comprar y vender acciones en base a la información privilegiada?
"Son congresistas, y los congresistas son la clase de delincuentes más antigua del mundo, así que, ¿qué le vamos a hacer?", lamenta Chris Whalen, analista crediticio y experto en el mercado de deuda y en Wall Street, autor del libro 'Los hombres de Ford'. Tanto Max, como el invitado, sostienen que lo que está pasando ahora en Estados Unidos es la vuelta al feudalismo.
"Creo que ya tenemos un sistema feudal", indica Whalen, refiriéndose a la existencia de una clase privilegiada y otra capa de la sociedad, la que está pasando dificultades. "Es como la época de antes de la Reforma, en la que se vendían las bulas", agrega.