Los presentadores del programa abordan el caso del gigante de construcción británico Carillion, que tiene 200 años de antigüedad y acaba de desplomarse. Al respecto, Max hace notar que la empresa es "una víctima de la financiarización". Según explica, no es el único caso en que "los inversores privados compran un montón de acciones que disparan la deuda de estas entidades mientras siguen extrayendo liquidez, haciendo que la empresa se desplome por el peso de su propia deuda".
"Las iniciativas de financiación privada son prácticamente un acuerdo del Estado británico con el sector privado, en lo que ha constituido siempre una especie de fondo de reptiles del que ya veníamos avisando desde hace años, alertando de que estos acuerdos se vendrían abajo", señala Max. Stacy, por su parte, observa que "las iniciativas de financiación privada le han salido carísimas al contribuyente británico".
Los presentadores también discuten la polémica de las primas cobradas por los directivos de la empresa durante el hundimiento, criticadas por considerarse "extremadamente inadecuadas". Y ello que, señala Stacy, "hace un año modificaron su estructura de gobierno para que las primas no pudieran recuperarse, específicamente si la empresa quebraba".
Finalmente, Max constata que el problema "está en el hecho de que los británicos consideren que este tipo de fraudes son, entre comillas, 'inteligentes'".