El programa comienza con la historia del empresario británico David Lowes-Bird, de 71 años y propietario de un negocio en Gales (Reino Unido), quien acumuló tanto odio contra los administradores concursales a los que tenía que pagar que, para evitarlo, habría quemado 70.000 libras esterlinas: algo más de 90.000 dólares. Por esa acción, fue condenado a seis meses de prisión y a 12 de inhabilitación.
Max opina que todos deberíamos actuar de la misma forma con el dinero fiat, porque llegará el momento en que "no va a valer nada": "La libra esterlina ha perdido un 99,5 % de su valor, por lo que casi puede decirse que ya no vale nada. Y lo mismo ha sucedido con el resto de divisas fiat", así que "es absurdo invertir en ellas, sobre todo teniendo en cuenta que existen alternativas" como el oro, afirma el presentador.
Mientras Lowes-Bird quemó 70.000 libras, en la última crisis financiera los banqueros consumieron la friolera de 70 billones de dólares. "De hecho, han quemado tanto dinero fiat con esos derivados fraudulentos y esa deuda ficticia que los bancos centrales han tenido que emitir la misma cantidad para compensarlo", agrega Stacy.
Asimismo, el mundo asiste a la propagación del dinero digital, un fenómeno denominado como 'la gentrificación de los pagos' en el que se fomenta "la erradicación del dinero efectivo" para remplazarlo con una red digital de transacciones.
"El sector tradicional de los pagos digitales —Visa, Mastercard, etc.— suele decir que se trata de un proceso ascendente; que a la gente le gusta la velocidad y la facilidad que ofrecen este tipo de pagos y que, si la industria crece, es por voluntad popular", asegura el escritor y articulista Brett Scott.
"No obstante, si analizamos lo sucedido en las últimas décadas resulta que el sector de pagos digitales, el sector bancario y varios estados han tratado activamente de que la gente efectúe sus pagos de esta forma, para lo cual han hecho falta no solo campañas publicitarias constantes, sino una permanente degradación de la infraestructura" para "dificultar" el uso del dinero en efectivo "cada vez más" y que la gente "se vea obligada a recurrir a los pagos digitales", como indica el hecho de que "muchas empresas colaboran activamente" con ese proceso para "favorecer los intereses de este sector", detalla Scott.