La deuda global con interés negativo ha llegado a su nivel más alto desde el 2017, alcanzando los 9,2 billones de dólares, algo llamativo si se tiene en cuenta que, supuestamente, la economía mundial está recuperándose.
"Los intereses negativos son una imposibilidad económica que, sin embargo, tenemos con nosotros porque es una forma sofisticada de confiscarnos el dinero. Los bancos están agonizando. El problema es que, en lugar de dejarlos morir, que es lo que debería haberse hecho hace años, se les está ayudando con intereses bajos. Y ahora, para evitar su desplome, tienen que confiscar la riqueza de la gente a través de estos intereses negativos, que pronto llegarán a las cuentas bancarias de los clientes, en lo que constituye una recapitalización interna disimulada", explica Max.
Y la prueba de ello son los 9,2 billones de dólares de deuda con interés negativo, que continúa creciendo. Esto demuestra que todos los grandes bancos, ya sea JP Morgan, el Deutsche Bank o BNP, son técnicamente insolventes, con insolvencias del orden de cientos de miles de millones de dólares.
Según Stacy, el sector bancario está distrayendo a la población con diferentes trucos para ocultar sus deficiencias y el peligro que corre la economía mundial de sufrir una nueva crisis financiera. Los bancos "nos hacen creer que el dólar es igual que el oro y que por eso podemos tener el sistema fiat que tenemos, cuando la realidad es que los bancos centrales están llegando a comprar su propia deuda para que los ciudadanos pensemos que todo está bien", apuntó.
Al respecto, Karl Denninger, de Market-Ticker.org, opina que la próxima crisis económica mundial será "mucho peor" que la del 2008, "porque los niveles de deuda son mayores y los ingresos no han mejorado ni siquiera en términos nominales, con una serie de malas inversiones alimentadas por las políticas de la Reserva Federal [de EE.UU.] y del Gobierno" de ese país.