La producción de petróleo de esquisto es "claramente una estafa Ponzi"
Uno de los temas de este episodio es la fracturación hidráulica en EE.UU., cuyos fundamentos económicos, según Max y Stacy, carecen del más mínimo sentido. Al respecto, citando un reporte de la agencia Reuters, los presentadores indican que las operaciones petrolíferas del país norteamericano se han desplomado un 93 % en el primer trimestre de este año.
"El valor de las fusiones y adquisiciones en el sector del petróleo y el gas de EE.UU. ha caído en el primer trimestre hasta su menor nivel en 10 años como consecuencia de las presiones de los inversores sobre los productores de esquisto, que han incrementado recientemente las fusiones para aumentar no tanto la producción como la rentabilidad para los accionistas", señala Stacy.
Y es que, en ese período, el valor ha caído hasta los 1.600 millones de dólares. EE.UU. no producía tanto petróleo desde principios de los años 1970, y todo gracias a la fracturación hidráulica, cuya producción no deja de aumentar. Sin embargo, los inversores están comenzando a retirarse de esas operaciones debido a la falta de beneficios, agregó.
"La fracturación hidráulica no puede generar beneficios. Pueden hacer caja atrayendo a más compradores de bonos gracias a los bancos, que se llevan un dinero por cada bono vendido, pero la energía necesaria para excavar un pozo de fracturación hidráulica es mayor que la energía que genera ese pozo. Y lo segundo es que la cantidad de dinero necesaria para excavar esos pozos es mayor que la que se saca luego del negocio, por lo que se trata claramente de una estafa Ponzi", opina por su parte Max.
La segunda parte del programa trata sobre Australia, que se ha acoplado a la política exterior de EE.UU. en su enfrentamiento comercial con China, pese a que la nación oceánica está muy vinculada económicamente al gigante asiático. Canberra "ha actuado con bastante estupidez en ese tema, porque ha buscado contentar mucho más a EE.UU. que a China, que es quien controla la economía a día de hoy. Por tanto, es bastante probable que Pekín decida vengarse, y una forma que tiene de hacerlo es dejar de comprar carbón australiano, cosa que ya ha empezado a hacer", afirma el invitado de este episodio, Steve Keen.
Ahora que el poder de Washington "ha comenzado a disminuir y el de China aumenta", Canberra "no está sabiendo tratar" con el gigante asiático, agregó. "El Gobierno australiano tiene que darse cuenta de que el futuro económico de Australia está estrechamente vinculado a China, y no a EE.UU. El problema es que los políticos no están sabiendo gestionar la situación", apuntó Keen.