¿Fracaso del capitalismo... o del monetarismo? (Keiser Report 1364)
En la primera parte del nuevo episodio de 'Keiser report', Max y Stacy hablan sobre una afirmación del multimillonario inversionista estadounidense Ray Dalio, quien sostiene que el capitalismo está fracasando en Estados Unidos, y además se cuestionan si lo que realmente ha fracasado sería el monetarismo, ya que las tasas de interés, el precio del dinero, parecen ser la única herramienta a la que se recurre para 'arreglar' la economía.
Dalio enumera algunas de las razones por las que el capitalismo no funciona en el país norteamericano, y entre ellas destaca que desde hace casi cuatro décadas no ha habido un verdadero aumento de los salarios para la mayoría de los estadounidenses, que se ajuste a la inflación. También existe una gran brecha de ingresos, cuya desigualdad es similar a la de la década de los años 30. Sin embargo, el inversionista aduce que la única solución para revertir esta situación es una mejor educación, cosa que -para Stacy- no tiene nada que ver con el sistema de impuestos, el efecto Cantillon o con que él reciba dinero al 0 % de interés de la Reserva Federal y el resto de la gente no.
"Uno puede admitirlo y ponerle solución, o bien seguir haciéndose el sueco y fingiendo que Estados Unidos sigue siendo grande", afirma Max.
También sostiene Max que Dalio no está haciendo mención alguna al dinero, el oro o las tasas de interés, como parte de las soluciones que propone. El periodista comenta que el dólar estadounidense no trae nada bueno y que tampoco representa una reserva de valor, ni un medio de intercambio.
"Ego saudita golpea con más fuerza que EE.UU."
Con lo que Stacy apunta a la cuestión actual, de por qué Arabia Saudita está amenazando a Estados Unidos, o por qué el dólar es una divisa tan débil. Comenta que lo que pasa es que China importa mucho más petróleo que Estados Unidos, de manera que es el gigante asiático quien se ha convertido en el cliente principal del país árabe. China, por lo tanto, quiere pagarles en yuanes, porque no quiere pagar dinero de verdad por los hidrocarburos. Si EE.UU. paga con "dinero falso", ellos quieren hacer lo propio y emitir yuanes para pagar el petróleo. China lo que hace, básicamente, es competir con Estados Unidos.
Stacy recuerda que en 1971 se abandonó la norma del oro y se estableció el dólar como moneda de reserva. Pero se respalda dicha moneda con el petróleo de Arabia Saudita, y para mantener al dólar como la moneda de reserva mundial hace falta que la balanza comercial presente muchísimo déficit. Un panorama que implica que EE.UU. sale perdiendo.
Por eso, resalta el periodista, la mayoría de los grandes multimillonarios se encuentran en Estados Unidos, Arabia Saudita y China. El país norteamericano amasó su fortuna en el sector bancario y el tecnológico; no obstante, la fuerza relativa de los sauditas es mucho mayor, cosa que los ayudó a hacerse de riquezas a un ritmo más acelerado que el de los estadounidenses.
"Es una cuestión de ego. Los egos sauditas golpearon con más fuerza que los de los oligarcas estadounidenses", apunta Max. Luego llegó a la escena la oligarquía de China, que aseguró que quería ser como Arabia Saudita, por lo que esta nación intentaría "apretarle las tuercas" a Estados Unidos a favor de China.
En el improbable caso de que Riad rechace el petrodólar, la media socavaría el estatus del dólar como principal moneda de reserva del mundo y reduciría la influencia de Washington en el comercio mundial. Además, debilitaría su capacidad para imponer sanciones a otros países.
En la segunda parte del programa, Max conversa con el profesor Steve Keen sobre la revolución causada por las declaraciones de Ray Dalio, y apunta que sí es posible que el capitalismo fracase. Señala que es esa también la razón por la que estamos viviendo el cambio climático. Una situación que impulsará la creación obligatoria de nuevas fuentes de energía.
"Ese tipo de cosas será semejante al sistema capitalista militarizado que ya tuvimos con la Segunda Guerra Mundial. Sigue siendo capitalismo, pero tan alejado del mercado libre que no tiene ni gracia", dice.
Con respecto a la intención estadounidense de establecer tasas de interés negativas si la economía desfallece, Keiser le pregunta a Steve si funcionará eso en el país norteamericano, a pesar de que tales medidas hicieron que en Europa los bancos concedieran más préstamos a los negocios.
Steve señala que no es una mala idea, ya que las tasas de interés negativas nacen de una creencia de los economistas, según la cual la gente almacena dinero, pero si se hace que almacenar dinero salga caro, la gente lo gastará y se estimulará la economía.
Sin embargo, el problema no es que la gente guarde dinero, sino el inabarcable volumen de deuda. Esa es la razón de que la gente no gaste.
Las tasas de interés negativas harán que la gente saque el dinero de los bancos, razón por la que muchos bancos centrales están hablando de eliminar el dinero en efectivo, para así poder imponer las tasas de interés negativas y que la población no tenga ningún lugar en el cual guardar sus ahorros, aparte de sus cuentas electrónicas.
El dinero debe circular
A modo de ejemplo, Keiser propone la idea de establecer como alternativa un sistema económico desde cero, en el que el dinero, como ocurre con los programas de viajero frecuente, expire después de un año si no uno no le da uso. Con lo cual, explica, no es necesario crear un sistema donde el valor no se pierda, porque lo que se quiere es que el dinero circule.
Para Keen, una de la principales utilidades del dinero es gastarlo, pero otra de sus funciones es la de reserva de valor, que alienta a no hacerlo. Por lo que el profesor señala que es partidario de un sistema monetario en el que el dinero caduque, de la manera que ya indicó Gesell: si no se gasta, se aplica a la cuenta bancaria un impuesto de no-transacción, con lo que se anima a la gente a hacer que el dinero circule.
El profesor añade que si tuviera que aconsejar a Elon Musk sobre qué sistema económico establecer en Marte en el 2030, le diría que fuera a por un sistema monetario geseliano, en el que nadie pudiera acumular grandes fortunas, sino que todos se vieran obligados a gastar el dinero. "Eso daría como resultado un planeta con una economía en auge. Más o menos así es como se podría comenzar de cero", expone.