En la primera parte del programa, los presentadores discuten la figura de Joe Biden, uno de los candidatos demócratas en las próximas elecciones presidenciales en Estados Unidos, quien aseguró a los donantes millonarios que todo seguirá igual si gana.
"No es la solución para el Partido Demócrata ni para Estados Unidos. Los estadounidenses votaron por Donald Trump porque les prometió que le devolvería la grandeza al país. Y es verdad que Joe Biden apenas ha hablado con nadie que no fueran multimillonarios, y a puerta cerrada", opina Stacy.
Según Max, Biden "está diciendo a la gente que hay que volver a los años 50, cuando los hombres eran hombres y las mujeres sabían cuál era su lugar en la casa. […] Es una bobada reaccionaria y tan enfocada a los millonarios que veo difícil que dure ni dos meses como candidato".
Entre los donantes de la campaña presidencial —y potenciales futuros empleados— de Biden está Robert Rubin, exsecretario del Tesoro de Estados Unidos en el Gobierno de Bill Clinton y exconsejero económico de Barack Obama, responsable de la derogación, en 1999, de la ley Glass-Steagall, que separaba a los bancos de servicio de los especulativos. Según Max, esta medida, junto con la ley de modernización del mercado de futuros, eliminó "las restricciones legales al fraude y la falsificación en Wall Street".
Rubin fue uno de los ingenieros financieros que, basándose en la volatilidad de opciones, el "momento Einstein" del sistema de finanzas contemporáneo, "descubrieron cómo volcar todo el riesgo en el dominio público mientras toda la recompensa se quedaba en sus cuentas", al tiempo que "la gran mayoría de la población vive en el 'Chernóbil' del riesgo financiero", asevera el presentador.
La segunda parte del programa está dedicada a las externalidades económicas, es decir, los costes generados por una empresa o un país que no se registran y de los que se tiene que hacer cargo la población. Una buena ilustración de este concepto es el traslado de basura de naciones del primer mundo a los países más pobres.
"Durante mucho tiempo, lo único que Estados Unidos exportaba a China era su basura. Ellos nos enviaban televisores, ropa, cualquier cosa que pudiésemos comprar en Wallmart, y nosotros a cambio les enviábamos nuestra basura; ese fue el 'quid pro quo' durante muchísimo tiempo", recuerda Max, afirmando que otro tipo de externalidad es el dinero fíat.
"Si tuviésemos un patrón oro, la guerra se haría muy complicada, y si el patrón fuese el bitcóin, sería casi imposible", asegura Stacy.