Vocación a prueba de fuego
En uno de los pocos casos en el mundo donde la institución profesional de bomberos está integrada únicamente por voluntarios, los bomberos de Chile arriesgan sus vidas por el bienestar de otras personas viendo en esta labor una oportunidad para demostrar su compromiso. Para ellos, lo más importante no es su propia seguridad, sino la vida y el bienestar de quienes necesitan su ayuda.
Su entrega incondicional a la noble causa no pasa desapercibida para los chilenos, quienes aprecian mucho el esfuerzo. "Una labor excepcional. La verdad es que el voluntariado lo que hacen es tremendo", destacó Cristian Molina. Para Miguel Muñoz, "es el mejor organismo de Chile, el más confiable, el más certero y el que siempre te ayude cuando tú lo necesitas": "Con bomberos de Chile a todas muchachos, vamos, que se puede".
No tienen salarios y para mantener operativas sus estaciones y vehículos, se embarcan en una fatigosa búsqueda de fondos. "Pienso que es una labor muy abnegada que pone en riesgo su vida y creo que debiera hacerse como en otros países, que es pagar la función y que el Estado pueda aportar en esto y que no tengan que andar pidiendo plata", señaló al respectó Natalia González.
La tarea de recaudar fondos conlleva una carga emocional y física adicional. Nicolás Tapia Morales, teniente 3.º de la 3.ª compañía de Bomberos de Conchalí y Huechuraba, recuerda sentirse "súper incómodo" la primera vez que salió a pedir dinero. "Es fome, porque de tener que salir a pedir, como que prácticamente mendigar, exponernos en instancia a situaciones incómodas, no es algo muy agradable", comentó, confesando que aborrece esta parte de la profesión.
Por y para la gente
"La institución es por y para la gente y siempre nos están ayudando, siempre nos apoyan. Mucha gente, hay veces que nos compran bebida, agua o como que nos tratan de consolar, por decirlo de alguna manera, diciendo: 'Muchas gracias, gracias por la labor que cumplen, que es muy admirable, muy bonita'", agregó Nicolás.
Cada voluntario debe recaudar los 100 dólares de cuota mensual, y suelen pasar varias horas recolectando dinero en las calles, después de lo cual cuentan peso a peso el dinero que lograron reunir, esperando alcanzar o acercarse a la suma necesaria.
El presidente nacional de Bomberos de Chile, Juan Carlos Field, reconoce la complicada situación económica de los voluntarios y para mejorarla, mantiene junto con su directorio conversaciones con el Gobierno para que nunca más tengan que estar en la calle pidiendo con el tarro una moneda.
"Nos hace distintos al resto del mundo, que somos, junto a Perú, los únicos países que somos 100 % voluntarios. No tenemos y no recibimos sueldo. Pero yo hoy día, como presidente, junto a mi directorio, estamos en pos de no estar o no necesitar estar los bomberos en los peajes o en las carreteras con el tarro pidiendo una colaboración, que lo encuentro muy denigrante", declaró.
La peculiaridad de la situación en Chile consiste en que son los propios bomberos los que se oponen a recibir un salario. "No te puedo decir que el 100 % de estos 57.000 bomberos no quieren ser remunerados, pero más del 90 % no lo queremos", confirmó Field a RT en Español. "Lo que nosotros queremos es poder dar un mejor servicio para poder tener mejor implementación, pero no está ni siquiera en cuestionamiento si que nosotros queremos ser pagados o no".
Para Francisca Espinoza, la pasión por servir a su comunidad se entrelaza con la constante preocupación por su papel como madre soltera de dos niños pequeños, que prácticamente viven en el cuartel de bomberos, donde el sonido de las sirenas y el llamado al deber se mezclan con las risas y los juegos infantiles. La televisión chilena ha resaltado su labor tras rescatar heróicamente a varios niños y su madre de un incendio en una vivienda, operación que marcó su vida.
"Lo hice, pero también detrás de eso yo tengo hijos. Entonces, también un poco me cuestioné: Ayudé a otros niños, se salvaron, pero si a mí me hubiese pasado algo, ¿qué hubiese pasado conmigo? De repente uno, claro, el corazón es tan grande que va y no piensa tan bien en lo que tiene detrás", razonó.
El hecho de que los bomberos chilenos sean voluntarios no les quita el profesionalismo. Para estar a la altura de las circunstancias y el peligro de su trabajo, deben completar el entrenamiento y saber vestirse con el equipo en menos de 30 segundos, así como estar en un buen estado físico, ya que todo el equipo llega a pesar unos 25 kilos, entre el traje, cuyo peso puede casi duplicarse al estar mojado, y el equipo autónomo de respiración.
Doble vida
Cuando la vocación no los obliga a salvar vidas, la mayoría de los voluntarios se dedican a otros trabajos, más tranquilos, de oficina. El propio presidente nacional de Bomberos, quien es ingeniero mecánico, confirmó al equipo de RT en Español esa tendencia dentro de la institución.
En una dualidad de profesiones que parecen estar en polos opuestos, César Muñoz, bombero de la 7.ª compañía de Valparaíso, trabaja como joyero y maestro orfebre, encontrando un vínculo inesperado con el fuego que utiliza para dar forma y vida a sus creaciones cuando no tiene que luchar contra él para proteger a su comunidad.
En 2007, perdió su taller en un incendio que inició en un restaurante de abajo y provocó la destrucción de todo el edificio, pero las ganas de formarse como bombero le nacieron años después, cuando se incendió la vivienda ubicada al lado de la suya. Al escuchar los gritos de la vecina, entró en su casa en llamas para sacar a las hijas de la mujer que estaban dentro y no salían por el 'shock'.
Para César, el fuego es "una herramienta que construye y destruye". "Yo la uso para construir y la combato para que no destruya", explica.