Guatemala: los hijos del hambre
La pobreza, la insuficiente cobertura de los servicios de salud, el desconocimiento e incluso la crisis climática en Guatemala hacen que este país latinoamericano se enfrente actualmente a un grave problema de desnutrición infantil que pone en peligro la vida de cientos de niños.
El corresponsal de RT Alex Piñón ha visitado a varias familias afectadas que, en medio de un contexto social difícil, luchan por superar esta terrible carencia, padecida por uno de cada dos niños guatemaltecos de menos de cinco años.
Obstáculos para el diagnóstico
En las zonas rurales, como el pequeño municipio de Ixcán, ubicado en el departamento de Quiché, la incidencia de la desnutrición crónica en niños es tan alta que los puestos de salud tienen áreas específicas para tratarla. Decenas de madres pasan allí días enteros sentadas junto a sus hijos hospitalizados en instalaciones al borde del colapso, con la esperanza de que mejore su salud.
Aunque los auxiliares de salud realizan una inmensa labor y llevan a cabo controles de peso a los pequeños, existen muchos lugares de difícil acceso en los que miles de niños no alcanzan siquiera a ser diagnosticados y donde la información no llega para que las familias puedan identificar los primeros signos y síntomas y puedan tomar medidas antes de que sea demasiado tarde.
Para otras familias, aun cuando sus hijos son diagnosticados a tiempo, la escasez de recursos y de centros de salud cercanos les impide hacer todo lo que quisieran por ayudarles. Solo el año pasado, la desnutrición aguada en Guatemala acabó con la vida de más de 50 niños y la tasa interanual no para de aumentar.
La falta de acceso a servicios básicos, como el agua potable, también ahonda en el problema de la desnutrición, causando enfermedades secundarias e infecciones que causan pérdida de peso. Por otra parte, muchos niños que sí logran superar la desnutrición crónica sufren secuelas el resto de su vida.
Indicios de corrupción
Por otra parte, los profesionales de la salud se ven obligados a trabajar en centros improvisados, ya que el dinero que recibe el Ministerio de Salud no llega hasta estos lugares olvidados por el Estado y no se pueden comprar los equipos antropométricos ni las herramientas necesarias para evaluar y tratar a los niños.
Algunas iniciativas en el país intentan sin éxito mitigar la inseguridad alimentaria,como el programa de comedores sociales que funciona en Guatemala desde hace más de una década, con alrededor de 80 instalaciones en todo el país, en las que cientos de familias, incluidos niños con claros signos de desnutrición, esperan horas cada día para recibir un plato de alimento.
La lucha contra la desnutrición ha sido bandera política de muchos gobiernos, pero las estadísticas no disminuyen. Así, los comedores sociales fueron muy publicitados durante la presidencia de Alejandro Giammattel, cuando se destinaron importantes recursos para su desarrollo. Sin embargo, diputados del actual Gobierno detectaron anomalías en el programa e instan a revisar contratos debido al sobreprecio en la adquisición de los alimentos.
En el municipio de San Cristóbal, en el departamento de Verapaz, donde la principal causa de morbilidad infantil es la desnutrición, existe un centro de atención especial con un área para atender estos casos y, aunque cuentan con toda una red integral de profesionales, los esfuerzos de las autoridades siguen siendo insuficientes.
En las regiones metropolitanas del país, la situación tampoco es mucho mejor, pues allí los jóvenes en condiciones de pobreza no pueden recibir alimentos ni educación. La Asociación de Estudios y Proyectos de Esfuerzo Popular (EPRODEP) se ha encargado de identificar menores que no tienen acceso a una alimentación, por lo que intentan ofrecerles al menos el desayuno con las donaciones que reciben, si bien la realidad es que no alcanza para mucho.