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Noronha: lujo y escasez, todo incluido
¿Qué se oculta a la vista de los turistas de la isla brasileña Fernando de Noronha? Ni más ni menos que la cruda realidad que soportan sus lugareños, quienes viven cerca de lujosos hoteles, pero en chozas o tiendas de campaña y hasta con escaso acceso a agua potable. Por si fuera poco, los habitantes afrontan un elevadísimo coste de vida incompatible con sus bajos salarios. Y, claro, de esto no se habla en los anuncios ni en los folletos turísticos.
La isla más grande de este archipiélago volcánico situado en el estado de Pernambuco tiene 17 kilómetros cuadrados, quince playas y es hogar del Parque Nacional Marino, que alberga dos áreas de preservación ambiental, por lo que atrae a miles de visitantes de distintas partes de Brasil y del mundo.
Pero el lugar se ha convertido en un destino popular para el turismo de lujo, lo que ha hecho que el nivel de vida se dispare y la situación se vuelva más dura para los lugareños, que ven cómo el precio de productos como la gasolina o el agua ha aumentado y es considerablemente más alto que en la parte continental.
Mientras que algunos han optado por irse, otros viven en algo similar a tiendas de campaña porque no han podido edificar su propia casa debido a los altos costos de la construcción civil y la especulación inmobiliaria. Dado que las tierras pertenecen al Estado, lo que significa que los residentes no pueden vender dichos terrenos, los grandes inversores tratan de convencerles de firmar contratos y arrendarles la tierra para abrir sus negocios.
Frente a esta situación, la población fundó la Asociación Popular Noronhense para representar las demandas de quienes habitan la isla. Además, existen una alerta emitida por el Instituto de Biodiversidad en relación con el cambio de hábitos de animales salvajes debido a la acción humana, algo que también pone en riesgo a estas especies.
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