Hace algunos años, el concepto de pequeñas y medianas empresas era ajeno para los habitantes de Cuba, sin embargo, actualmente es evidente el auge de nuevos emprendimientos privados, como restaurantes, bares, mercados e incluso fábricas, que parecen desafiar hasta cierto punto los obstáculos de vivir en un país bloqueado.
Desde su surgimiento, las pequeñas y medianas empresas privadas han sido blanco de profundos debates dentro de la sociedad cubana, pues mientras algunos creen que los negocios generan más diferencias sociales e inflación, otros aseguran que representan soluciones, desarrollo y proyectos de vida.
El corresponsal de RT Oliver Zamora Oria se acercó a conversar con algunos de estos emprendedores para conocer sus experiencias y ahondar en el impacto que estos nuevos negocios han tenido en la sociedad y la economía de la isla.
El difícil camino de los emprendedores cubanos
Actualmente, el sector privado emplea a más de 600.000 personas en Cuba, casi el 30 % de la fuerza laboral nacional, y también brinda una oportunidad para impulsar sectores que están deprimidos en la industria estatal y el rescate de viejos oficios.
La mayoría de estos negocios son proyectos familiares, que reúnen tanto a mayores como a jóvenes, y cuya motivación no es solo monetaria, sino una profunda vocación, una filosofía de vida y la idea tanto de compartir como de ofrecer soluciones al país.
Pero para estos emprendedores el camino no es fácil, pues la inflación y el encarecimiento de las materias primas los golpea y los obliga a elevar los precios, perdiendo potenciales compradores. La inestabilidad eléctrica y el mercado informal de divisas los pone en aprietos, a veces al borde de cerrar, y, además, les afectan las dificultades que impone el bloqueo estadounidense. Estas propuestas logran demostrar que con innovación y ciencia se puede enfrentar las limitaciones que ocasionan la falta de recursos y de financiamiento, así como el bloqueo.
Cada una de estas historias ha ayudado a romper el prejuicio de que en un país como Cuba el sector privado no cabe y no se puede integrar con la empresa estatal ni con la sociedad. No obstante, las críticas no cesan en algunos sectores, principalmente por los altos precios a los que venden sus servicios y productos.