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Fútbol: un recurso natural argentino
¿Cuántos sueñan con atajar el penalti o meter el golazo decisivo en la final de la Copa del Mundo de fútbol? Miles de niños argentinos aspiran a ser la mayor figura del deporte rey de todos los tiempos y sentir a la afición coreando su nombre, pero alcanzar el éxito conlleva dejarse la piel en la cancha y grandes esfuerzos para sus familias. Por otra parte, además de deportiva, los equipos imparten la mejor formación académica posible a sus canteranos para asegurarles un buen futuro.
El fútbol es una pasión de multitudes en cada rincón del país latinoamericano. Un dato que lo demuestra es que la ciudad de Buenos Aires ostenta el récord de ser la urbe en el mundo con más estadios de fútbol. Si se ampliara la superficie a analizar y se tomaran los 40 municipios que componen el área metropolitana, la cantidad de canchas con tribunas llegaría a 60.
Nuestro corresponsal Ricardo Romero tuvo la oportunidad de viajar a la provincia de La Pampa, a más 600 kilómetros de la capital, para ver en persona cómo funciona el Club Deportivo Mac Allister, que desde hace 25 años trabaja en la formación y promoción de jugadores para su inserción en el fútbol profesional.
El éxito se planifica, el fracaso no, es una de las frases que repiten en la etapa formativa de estos niños. El biotipo del nuevo deportista local ha cambiado y se ha profesionalizado mucho más. Actualmente, más de 400 jóvenes asisten al Deportivo, inclusive muchos extranjeros —la mayoría adolescentes—, de lugares como EE.UU. o Venezuela.
Pero el fútbol no es solo cosa de chicos. Cada vez son más las jóvenes que practican el deporte rey e incluso se convierten en profesionales. No obstante, la diferencia salarial entre ambos sexos todavía es significativa. En Argentina, los planteles femeninos de primera división deben contar con un piso de 15 contratos profesionales, con un sueldo mínimo equivalente al de un jugador de la cuarta categoría masculina.
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