Sobrepoblación, hacinamiento, violencia, dominio de grupos criminales, corrupción y extorsión es un resumen de la crisis penitenciaria en Colombia. Con más de 170.000 reclusos, 30% de hacinamiento y violaciones masivas de derechos, el sistema prioriza encierro sobre reinserción. En Bogotá, El Buen Pastor —única cárcel exclusiva de mujeres en la capital— revela celdas pequeñas y rutinas que quiebran el ánimo. El Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario colombiano (INPEC) admite fallas estructurales y la necesidad de equilibrar control, justicia restaurativa y humanización; 23 de cada 100 liberados reinciden, sobre todo en hurto y porte ilegal de armas. Entre las salidas, se plantean cárceles con vocación agrícola.
Acacías: resocialización basada en el agro
A 140 kilómetros, la Colonia Penal de Oriente en Acacías propone otro camino. En 4.800 hectáreas y con 14 proyectos productivos (carpintería, avicultura, cultivos), funciona como una gran finca sin hacinamiento y con reincidencia casi nula. Su directora sostiene que es la única colonia del mundo cuya resocialización se basa en el agro y alerta por el progresivo descenso de la edad de los internos. Aquí, aprender un oficio cambia perspectivas: en la ebanistería, Jesús Daniel Sierra convierte troncos en piezas y dice sentirse "libre" al cruzar hacia la naturaleza; en los galpones, Clara Leal descubre el valor de su vida mientras limpia huevos y adquiere habilidades por primera vez; en ganadería, John Alberto López sueña con quedarse en el campo y recomponer lazos familiares.
Panaderías y ley de cárceles productivas
La panadería de la colonia abastece a los internos y ha inspirado réplicas: 70 cárceles ya hornean más de 5.000 panes diarios para consumo y venta. Durante nuestra visita, el presidente Gustavo Petro sancionó la ley de cárceles productivas para fortalecer el trabajo dentro y fuera de las prisiones.
Barranquilla: reinserción fuera de los muros
La reinserción continúa fuera de los muros. En Barranquilla, la iniciativa "Tú Puedes", de la Fundación Hogar Azul y la Gobernación del Atlántico, acompaña a quienes salen de prisión. Allí, de 2.050 personas privadas de la libertad, unas 600 reinciden (29–30%), por encima del promedio nacional. En el Buen Pastor femenino predominan sindicadas —es decir, aún enfrentan procesos judiciales, con futuros pendientes de definirse—, el centro dispone de un pequeño taller de confecciones, aunque las máquinas son insuficientes para la cantidad de personas.
El centro de atención al posegreso ofrece apoyo jurídico, social, psicológico y pedagógico; su directora destaca que el 100% de quienes completan el proceso mantiene conducta legal.
Segundas oportunidades y reconciliación
El caso de José de los Santos Fonseca lo ilustra: tras seis años de cárcel y un pasado violento, hoy estudia Derecho y dirige, junto a Sofanor Algarín, víctima de un ataque que lo dejó en silla de ruedas, una escuela de fútbol. Experiencias como Acacías y Barranquilla prueban que la respuesta no es solo más cárceles, sino reconocer la humanidad de quienes buscan una segunda oportunidad.