El 26 de abril de 1986, los empleados de la planta nuclear soviética de Chernóbil, redujeron la producción del reactor para llevarlo posteriormente a un corte temporal. Esta acción estaba prevista para probar el sistema de seguridad. De pronto, una llamada del Ministerio de Energía de Kiev, pidió volver a los niveles normales. El personal cumplió la orden, pero inesperadamente la operación falló. Un empleado se dio cuenta de que algo iba mal, y ante el pánico, pulsó el botón de emergencia. En solo 9 segundos el cuarto bloque de la planta nuclear, que contenía casi 200 toneladas de combustible radioactivo, estalló. La explosión emitió grandes cantidades de radiación a la atmósfera. Luego, el viento la arrastró hacia Europa y Rusia. Este acontecimiento cambió el curso de la historia, convirtiéndose en el peor desastre jamás provocado por el hombre.