El papel de la herencia en la longevidad es solo del 25%. El restante 75% depende del estilo de vida que lleva el individuo, el medioambiente y una serie de factores aleatorios, indicó Moskaliov a un diario ruso.
Pocos afortunados sí tienen un conjunto de variantes genéticas que permite al cuerpo hacer frente a varios estrés del organismo, hasta si llevan una vida poco saludable, y carecen de los genes que contribuyen al desarrollo de enfermedades asociadas con el envejecimiento y la muerte prematura, como la aterosclerosis, enfermedades coronarias y cerebrales o el cáncer.
Para los demás, los primeros cambios asociados con el envejecimiento comienzan a una edad temprana. En particular, el proceso del debilitamiento de las funciones del cuerpo humano empieza a partir de los 19 años.
Se sabe que una dieta equilibrada de restricción calórica, un estricto régimen de alimentación y de sueño y el ejercicio moderado pueden prolongar la vida de las personas de todas las edades. No obstante, otros importantes factores capaces de ayudar a vivir una vida más larga y sana son el ambiente positivo dentro de la familia, motivación y vínculos sociales.