Iztapalapa, ubicada al este de Ciudad de México, es la delegación más poblada de la capital y no solo se inunda con frecuencia, sino que, a causa de la debilidad del terreno, se está hundiendo entre 20 y 40 centímetros al año. En resultado, se generan desniveles en las carreteras, en las aceras, así como grietas y daños graves en las casas. El gobierno local calcula que cerca de 10.000 familias viven en zonas de alto riesgo.
Las deformaciones del terreno son tan fuertes en esta delegación de México D.F. que incluso están agrietando el asfalto. De hecho, si seguimos una de las grietas, se puede llegar hasta una vivienda que está completamente destrozada y parece a punto de derrumbarse. Los expertos dicen que los daños ocasionados son tan fuertes como los de un terremoto de magnitud 8.
Lourdes, la propietaria de esta casa, indica que desde la misma entrada los desperfectos de la estructura resultan más que evidentes. "La grieta que viene de allí afuera se ha estado abriendo más cada día y ahora es prácticamente un palmo", comenta. Estas fisuras están presentes en todas las paredes del patio de la vivienda y también en el suelo, mientras que en el interior de la casa la situación es incluso más grave.
"Y aquí le muestro cómo se ha estado abriendo completamente, ya se separó de aquí, la pared se está yendo al piso. Si muevo la puerta, se cae esta pared", explica. En esta casa Lourdes vive con sus cuatro hijos, que ya no cuentan con habitaciones propias. Y es que cada vez son menos las habitaciones que puede usar en su propio hogar para evitar una tragedia.
La inquilina se ha puesto en contacto con las autoridades en numerosas ocasiones para que le permitan demoler la parte afectada de la vivienda. Sin embargo, no tiene en regla los documentos que le exigen y tampoco cuenta con el dinero para contratar a un notario que le resuelva el problema. Es el caso de muchos de los vecinos de esta zona marginal del D.F. donde viven en su mayoría familias de bajos recursos. "Mi mayor temor es que cuando yo despierte la casa se haya ya derrumbado y haya ocasionado algún accidente", se lamenta la mujer.
El problema radica en que la ciudad está construída sobre un lago y esta zona es la más explotada con pozos de extracción de agua por bombeo; práctica que debilita aún más el subsuelo y que, pese a garantizar el suministro en el presente, pone en riesgo el futuro.
"No va a haber manera de abastecer esta ciudad. No la hay. La ciudad tiene que dejar de crecer, se tienen que cambiar los modelos hidráulicos, se tiene que dar mayor importancia a la reutilización de las aguas que caen en la cuenca", explica Raúl Gutiérrez, jefe del Centro de evaluación de riesgos geológicos.
Dotar a la población de agua o evitar las afectaciones al terreno. Ésta parece ser la cuestión ante la que se encuentra el Gobierno que, esgrimiendo escasez de presupuesto, pide tiempo para afrontar el problema. Sin embargo, el tiempo es precisamente lo que no tienen los vecinos de Iztapalapa, que ven cómo a diario se derrumban sus casas.