Según el joven denunciante, que ahora tiene 24 años y se declara supernumerario del Opus Dei, relató, todo comenzó en 2004, cuando él y su amigo eran monaguillos, informa 'Diario de Sevilla'.
Cuando se quedaba a dormir en la casa parroquial o el chalé donde se reunía el clan liderado por el sacerdote Román Martínez, el párroco le proponía ocupar su cama "estando otras camas libres", y ante la negativa del chico "le decía que iba a romper la relación que como de un padre a un hijo le estaba dando, por lo que aquel accedió a dormir con él, al sentirse presionado física y psicológicamente".
El cura convencía al chico para que le masturbara o tener actos sexuales, utilizando frases como "soy tu padre, tienes que dejarte llevar, no vives bien tu sexualidad". El joven, que tenía miedo de ser expulsado del grupo, asentía.
Otros dos testigos interrogados por el juez Antonio Moreno, que investiga al llamado clan de los Romanones, contaron ante el juez con todo lujo de detalles las prácticas de los miembros del clan. Estas incluían películas pornográficas, masajes, exhibicionismo, felaciones e intentos de sexo anal.