La inmunidad diplomática permite que un saudita esclavice a sus trabajadores

La indonesia Titin Suryadi y la filipina Cherrylyn Reyes fueron contratadas como sirvientes en un inmueble en el que vivía el diplomático Jarallah al Malki y su mujer. Pero en la práctica, su trato en los meses posteriores difería muchos del propio de una relación profesional.
Según informa 'The Telegraph', las obligaban a trabajar hasta 17 horas al día, les confiscaron los pasaportes, tenían prohibido salir a la calle y ponerse en contacto con sus familias. Además, su remuneración estaba por debajo del sueldo mínimo estipulado por ley.
La situación duró entre dos meses y medio y cuatro meses en cada caso. Finalmente, el matrimonio entregó a una trabajadora a la Policía como indocumentada y la otra escapó de la vivienda aprovechando una ausencia del diplomático y que su esposa estaba durmiendo.
Según el fallo, los hechos están confirmados y las mujeres son víctimas de maltrato laboral. Sin embargo, sus pretensiones de obtener una indemnización no pueden ser satisfechas ya que la inmunidad diplomática está muy por encima de ese tipo de abusos. El propio auto sostiene que la decisión "puede parecer injusta".