Según cálculos de la ONU, en Israel se encuentran 53.000 refugiados africanos que en su mayoría entraron al país por la frontera con Egipto. Sin embargo, el país judío muy pocas veces les otorga asilo político, lo que los convierte en indocumentados sin derechos. Muchos de ellos tienen que trabajar largas horas, a veces lejos de su casa, y de este modo deben dejar a sus hijos al cuidado de otros.
En Israel no existen las guarderías para niños de hasta tres años y muchos israelíes encuentran soluciones en el ámbito privado. Pero los inmigrantes no tienen esa posibilidad y entregan a sus hijos en lugares conocidos como 'bodegas de niños', donde en condiciones miserables niñeras sin preparación ni equipos necesarios cuidan de los pequeños. Desde unas horas o por semanas seguidas, en una habitación pueden encontrarse hasta 50 niños, advierte la BBC.
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Sin embargo, estas guarderías sin licencia, que se encuentran en espacios húmedos, oscuros y poco higiénicos, no son ilegales, pero no cuentan con ningún tipo de supervisión por parte de las autoridades. Tampoco las cierran, ya que son la única alternativa económica para las familias indocumentadas. Es por esto que las organizaciones de derechos humanos exigen tomar medidas inmediatas para resolver el problema de las 'bodegas de niños', que sin duda influyen de manera negativa en el desarrollo de los niños.