"Los agricultores están utilizando la tecnología celular para compartir información crucial sobre el clima, las precipitaciones y la demanda del mercado, además de los precios de las semillas, lo que empodera a millones de ellos para cultivar más alimentos justo cuando el mundo más lo necesitan", afirma el columnista Dan Glickman en la revista especializada 'National Geographic'.
Glickman afirma que "aproximadamente la mitad de las 805 millones de personas que padecen hambre crónica en el mundo son pequeños productores del campo" y sin acceso a recursos y capacitación adecuada, "son incapaces de llevar a la mesa comida para ellos y sus familias". El articulista sostiene que "la sequía, las enfermedades, las plagas o la contaminación postcosecha" son las principales razones por las que sus cultivos se malogren.
No en vano, la plataforma móvil iCow envía a los agricultores mensajes de texto con consejos sobre plagas, prevención de infecciones en el ganado y selección de ciertos tipos de hierba para alimentar a las vacas, recuerda el columnista. Otras aplicaciones pueden proporcionar desde previsiones meteorológicas hasta los precios de fertilizantes.
"La tecnología por sí sola no va a liberar al mundo del hambre"
El columnista hace hincapié en que todas las ventajas agrícolas que un celular puede proporcionar son inútiles para los "millones de agricultores que son analfabetos" y destaca que la desigualdad de género también puede influir en su ineficacia. "Mantienen la tecnología, como los teléfonos celulares, fuera del alcance de millones de mujeres agricultoras en todo el mundo, a pesar de que representan aproximadamente el 43% de la fuerza laboral agrícola en los países en vías de desarrollo", constata Glickman.