Un partido de fútbol entre ocho chicos, todos familiares, se acabó por culpa de tres misiles israelíes lanzados el 16 de julio de 2014. Cuatro de los niños perdieron la vida: Ahed Atef Baker y Zakaria Ahed Baker, ambos de 10 años, Mohamed Ramez Baker, de 11 años, e Ismael Mohamed Baker, de 9 años. Todos eran primos. Los periodistas internacionales que presenciaron la tragedia publicaron imágenes de los niños muertos que sacudieron a todo el mundo.
Según se supo más tarde, cuando el primer proyectil cayó en tierra, los niños intentaron huir, pero el segundo golpeó a tres de ellos. Los periodistas añaden que daba la impresión de que los proyectiles los estaban persiguiendo a ellos.
El ejército israelí cerró la investigación sobre el trágico incidente el mes pasado, absolviéndose de cualquier delito. Mientras tanto, los padres de los chicos asesinados revelaron a RT que no pasa ni un día en que no piensen en sus seres queridos perdidos.
Me gustaría que se fueran al cielo y se convirtieran en pájaros
"Me gustaría que se fueran al cielo y se convirtieran en pájaros. Toda mi vida se ha convertido en llorar, mi corazón está ardiendo. Mis hijos que aún viven están sufriendo, todos los días sufren", contó Im Ataf Baker, la madre de uno de los menores.
Para el padre, Ahed Baker, las tropas israelíes no solo mataron a cuatro niños, sino que "destruyeron todo lo bueno en la familia". "Nos robaron la felicidad y una vida buena. Somos gente sencilla, solo necesitamos ver a nuestros hijos jugando y saltando, como los niños de todo el mundo. Esto es lo que los israelíes hicieron contra nuestro pueblo", añadió.