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Si los turistas supieran como maltratan a los elefantes en la India, no se subirían a ellos

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El maltrato que sufren los elefantes en La India adquiere proporciones inimaginables. Todos los animales a los que tienen acceso turistas son sometidos a torturas durante meses, tiempo durante el que permanecen inmovilizados, deshidratados, desnutridos. Los paquidermos son golpeados sistemáticamente y, a veces, mutilados deliberadamente para acabar en safaris o templos donde llevan decenas de años en las mismas condiciones, denuncia 'Daily Mail'.
Si los turistas supieran como maltratan a los elefantes en la India, no se subirían a ellos

La práctica de torturar a los elefantes quedó establecida en la India en último medio siglo, debido sobre todo al desarrollo del turismo y a la participación de los animales en fiestas, bodas y desfiles religiosos en los que sus amos obtienen beneficios de hasta 8.000 dólares por hora.

Sin embargo, la única manera de hacer que los animales salvajes participen en estas festividades es 'amaestrándolos', consiguiendo que no se mueven pese al ruido y la muchedumbre que los rodea. Y durante el tiempo que dura su amaestramiento, el padecimiento de los elefantes alcanza proporciones inimaginables, denuncia un reportaje del diario 'Daily Mail'.

Todos los animales que los turistas pueden ver o montar en templos, safaris o en fiestas religiosas han pasado por estas torturas durante al menos 6 meses

En la India hay alrededor de 4.000 de elefantes en cautividad, muchos de los cuales llevan meses y años en 12 campamentos de entrenamiento. Para atrofiar su voluntad, se los mantiene allí en reducidas celdas de madera en las que apenas pueden moverse y, en ningún caso, tumbarse, y donde quedan expuestos al sol y a merced de la deshidratación y el hambre. Los animales, que no pueden dormir debido al ruido constante son golpeados violentamente durante una hora, dos veces al día. Algunos ejemplares no sobreviven a estas torturas y acaban muriendo.

Al día les suministran entre 5 y 10 litros de agua, en vez de los 140-200 que necesitan. Su único sustento son hojas de palmera secas, en vez de las abundantes hierbas, hojas, frutas y legumbres que comen en libertad. Muchos de ellos son cegados deliberadamente para facilitar su domesticaciób, y a otros les inyectan hormonas durante la época de celo. Todos los animales que los turistas pueden ver o montar en templos o en fiestas religiosas han pasado por estas torturas durante al menos 6 meses, revela el diario.

Después de este adiestramiento, algunos animales son destinados a los safaris. Otros terminan en templos hindúes, donde los regalan a ciudadanos adinerados, otra práctica que ha quedado establecida en la India en los últimos decenios. En estos templos, los animales, encadenados y heridos, pueden llegar a permanecer decenas de años, inmovilizados, sin acceso a agua ni a comida. A veces son mutilados deliberadamente y constantemente son golpeados por sus 'cuidadores' o 'mahout' para que no se muevan. El método común consiste en poner un clavo la pata del animal y empujarlo cada vez para que obedezca.

Devi lleva encadenada 35 años sin poder moverse

57 de estos elefantes encadenados viven en el templo Guruvayur, en el Estado de Kerala. El diario publica en su página web un video y fotos en las que se aprecia cómo los elefantes, atados por sus patas con cadenas demasiado cortas, no pueden tumbarse ni adoptar una posición cómoda. Los elefantes machos permanecen así mientras no haya fiestas o procesiones religiosas en las que participar.

Devi es hembra, por lo que no puede ser usada en estás procesiones, razón por la que lleva encadenada 35 años sin poder moverse. El profesor P.O. Nameer, defensor de animales que acompañó al diario en su investigación, asegura haber pedido en vano a los políticos y al empresario que dirige el templo que dejen caminar al animal una hora al día.

Este trato espeluznante que sufren elefantes no responde a las prácticas tradicionales, sino que se estableció a partir de 1969 cuando, debido a la crisis, muchas familias entregaron sus elefantes a los templos al no poder mantenerlos para sus labores, y los templos empezaron a usarlos para procesiones religiosas, explica al diario el experto Venkita Chalam.

Las prácticas tradicionales de domesticación de animales se basan en el mutuo afecto, pero con el auge del turismo los 'mahout' alteraron drásticamente su relación con sus animales para adiestrarlos lo más rápido posible.

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